lunes, 15 de agosto de 2011

VALENCIA (8ª de abono): Puerta grande para Leonardo Hernández



Entrada: Tres cuartos de plaza.Cinco toros de San Pelayo y uno (4º) de Carmen Lorenzo, muy bien presentados y de buen juego en líneas generales.

SERGIO GALÁN:Ovación con saludos en ambos;
LEONARDO HERNÁNDEZ: Oreja y oreja con fuerte petición de la segunda;
MANUEL MANZANARES: Palmas en los dos.





En el último festejo de la Feria de Julio, el de la resaca de la histórica fecha del 23-J, el joven jinete extremeño Leonardo Hernández volvió a triunfar en una plaza que se le da de maravilla y a la que parece tener cogida la medida. Cortó una oreja de cada toro y salió a hombros ante un coso que cubrió las tres cuartas partes de su aforo.

Ante su primero Leonardo se dejó llegar al astado de Capea hasta los mismos pechos de las monturas y destacó en un vibrante tercio de banderillas montando a Oh-31 y Quieto. Mató de manera eficaz aunque el rejón cayó un tanto desprendido paseó el primer trofeo. Con el quinto la faena fue más laboriosa pero acabó resultando igual de aclamada. Esta vez Verdi y Xarope, este en el último tercio y con el colocó un gran par a dos manos, fueron los encargados de dar el espectáculo. El fulminante rejonazo le abría la puerta grande, negándole el palco una segunda oreja que fue pedida con mucha fuerza.

El mal uso del rejón de muerte en los dos toros de su lote emborronó la buena actuación de Sergio Galán, que sustituía al lesionado Andy Cartagena. Al toro que rompió plaza lo paró de manera magistral montando a Uranio y con Apolo brilló sobremanera montando a Mago. Brilló de nuevo ante el cuarto, ahora muy bien atemperado de salida con Amuleto y que con las farpas cuajó con Vidrié pero sobre todo con Capea, en los emocionantes galopes a dos pistas y los comprometidos terrenos que pisó. Volvió a marrar con los aceros.

Completaba la terna el alicantino Manuel Manzanares, que con menos oficio que sus compañeros, tuvo las virtudes de la entrega, la disposición y el querer hacer las cosas bien. Torero de monta clásica y buen concepto al que hay que esperar, dejó lo mejor de su particular tarde ante el sexto montando a Farruquito y Mazzantini.

Firmado: www.torosvalencia.com
Foto: Rafael Mateo

Valencia (7ª de abono): Arturo Saldívar abre la puerta grande en la reaparición épica, impactante e histórica de José Tomás




Valencia. Sábado 23 de julio. 7ª de abono. Feria de Julio. Se lidiaron seis toros de la ganadería de El Pilar armónicos de presentación, bonitos de hechuras y con trapío. Desiguales de comportamiento, tuvieron las fuerzas justas. El 1º y el 2º nobles y con clase, tuvieron pocas fuerzas. El 3º, el 5º y el 6º resultaron los más claros con calidad nobleza y un puntito de emoción por no entregar sus embestidas con claridad. El 4º fue un inválido de imposible lucimiento.

Víctor Puerto, saludos tras aviso y silencio.
José Tomás, saludos tras aviso y oreja con fuerte petición de la segunda y dos vueltas al ruedo.
Arturo Saldívar, oreja en ambos, puerta grande.


Valencia (Esp.).- Apenas pasados unos minutos de las siete de la tarde, la plaza en pie recibía con una atronadora ovación a José Tomás. Quince meses de sequía en todos los ruedos del mundo sin poder verle torear, terminaban después de un calvario sufrido y soportado en la intimidad de los suyos, tras el gravísimo percance en Aguascalientes. Echó a andar el genio de Galapagar flanqueado por Víctor Puerto y el mexicano Arturo Saldívar, mientras en el tendido se reproducía la atronadora e intensa ovación del público. Termómetro auténtico de la pasión, la intensidad y la emoción con la que todo el mundo llegó a Valencia dispuesto a ser testigos de este día histórico para el toreo. El cariño del respetable volvió a hacerse patente tras romper esta procesión hacia el destino que es el paseíllo, y en la raya del tercio, enjuto, serio, más canoso que hace un año y medio, recogía José Tomás, con gratitud y exquisito respeto, las muestras de cariño y devoción que le profesó todo el público. Grande el prólogo a una tarde que dejó exhaustos a cuantos la vivimos. Fue una tarde de lujo con cartel de no hay billetes. Público hasta en las escaleras. Gente guapa y de todas las nacionalidades, llegadas a la capital del Turia no para ver la Formula 1 o las fallas, si no para ver y disfrutar con un torero. Ver y disfrutar del espectáculo más auténtico de cuantos hay en la actualidad: el toreo.

Al primero del festejo, armónico, bonito y bien hecho lo recibió el manchego, Víctor Puerto, con verónicas templadas, suaves y mecidas que daban el toque de atención preciso, del que no está dispuesto a ser un convidado de piedra. Pelea justa en el caballo por la justeza de las fuerzas del animal, que propició una rivalidad en quites entre Puerto y José Tomás interesante. Expectación ante el madrileño máxima a la que correspondió el diestro interpretando un quite por delantales templados, gustosos y con ritmo, que pusieron la plaza boca abajo. Los olés surgieron desde las entrañas. Replica de Víctor Puerto a la verónica, con firmeza, seguridad, temple y torería que gustó al respetable. Brindó el manchego al protagonista de la tarde, José Tomás, con cariño y reverencia a decir por los gestos que se pudieron ver desde el tendido, y comenzó el trasteo de rodillas y en redondo, con dominio y convencido de triunfar a pesar de todo, también a pesar de José Tomás. Lo más lucido lo logró en el toreo fundamental sobre la diestra, cuando cuajó varios pases llenos de temple y gusto. El toro embestía en esta primera parte con alegría, con tempo y sin bajar la cara por su falta de fuerzas. Y por eso se acabó en mitad de faena. A partir de ahí, la plástica dio paso a la emoción, con un toreo de cercanías en el que Puerto estuvo valiente y muy honesto consigo mismo y con el público. Trasteo de más a menos en intensidad, en el que dejó muestras de la sazón en la que se encuentra. Saludos desde el tercio.

Con el cuarto de la tarde, también bonito de hechuras pero justo de fuerzas, como la mayor parte de los toros lidiados en este festejo, no pudo lucirse ni en el recibo ni con la muleta. Llegó inválido al último tercio, y por ello, nada pudo hacer el diestro. Voluntad, seriedad y dignidad, fueron las actitudes dominantes ante su toro. Mejor dicho, durante toda la tarde. Una buena estocada, puso fin a su actuación en este ciclo. Silencio.

Aunque para silencio, intenso y sepulcral, el que se llegó a escuchar y sentir en cada una de las actuaciones del diestro de Galapagar. Resulta difícil trasladar al papel las sensaciones que se vivieron durante toda la tarde y más aún, cuando José Tomás lidió su lote. Al primero, segundo de lidia ordinaria, lo recibió a la verónica muy cerrado en tablas protegiéndose del molesto viento, presente a lo largo de toda la tarde. Poco que destacar en estos dos primeros tercios, salvo ese quite por gaoneras, apurando al límite, que demostró una vez más, el valor seco y desmedido que tiene José Tomás, capaz de exponer hasta lo inimaginable su vida, de una forma desnuda y sincera ante el público. Un quite contestado con valiente atrevimiento u arrollando a la razón, por el más joven, el mexicano Arturo Saldívar, quien por tafalleras también se ajustó en contrarréplica al genio de Galapagar. Después del envite, llegó el momento de la faena y tras brindar el deslucido toro al equipo médico que le salvó la vida en Aguascalientes, comenzó la faena con poderío sobre una pierna flexionada en redondo, al tiempo que domeñaba y obligaba mucho la embestida del astado. Nunca terminó de ser claro el animal y por ello se vivió la faena entre un silencio tenso y diría que devocional, tensionado por la incertidumbre de lo que iba a ocurrir y los oles hondos y profundos cuando el milagro del toreo surgía en pases macizos y rotundos de las muñecas del diestro. Con este toro de embestida nunca entregada y poco humillada, los dominantes pases en redondo, dieron paso a otros en los que Tomás fue alargando la embestida con mando y temple, llegando al clímax cuando se decidió a bajar la mano con autentico dramatismo estético. Muy poderoso se le vio durante toda la tarde a pesar de las irregularidades en las embestidas de sus oponentes y a pesar de dos desarmes ocurridos en este trasteo. Faena que en honor a la verdad también tuvo altibajos e intermitencias, cierto, pero fue vivida con auténtica intensidad. Lances en los que se rompió el diestro, se quebró la embestida de la res y rugió la plaza con un olé ronco y profundo salido de las entrañas del alma. Faena fundamentada en el toreo en redondo, siempre a más, ganando enteros conforme transcurría. Los naturales intentados fueron mera anécdota porque el toro por ahí protestó, más la importancia de los pases con la diestra, sí fueron lo realmente auténtico. Final encimista, mayestático y hondo, que no rematado como merecía, le hizo acreedor de una ovación cerrada recogida en la raya.

Y con el otro toro, el quinto, se desató la tensión y la pasión, hasta el punto de llegar a la alteración del orden público cuando tras la obra parida por José Tomás, el presidente del festejo resolvió no conceder el doble trofeo. Se aferró al reglamento y a la posición de la espada, ligeramente desprendida, y a pesar de que la plaza fue un absoluto clamor no la concedió. ¿Hizo bien? ¿Hizo mal? Sólo sé que el presidente fue coherente con la línea que adoptó en cuantos festejos ha presidido durante esta feria y que por ello, estuvo bien tomada la decisión. Ahora bien, ¿hay que ser tan reglamentaristas cuando estamos hablando de un clamor extraordinario, un trasteo hondo lleno de intensidad y entrega, que sitúo al borde del éxtasis a más de diez mil almas? Son cuestiones que abren un debate del que no tengo respuesta y en el que cada cual puede esgrimir su argumentario en un sentido u otro. Eso es también la fiesta, polémica, confrontación, pareceres diferentes, discusión, pasión en el tendido y en el ruedo, en la plaza y en los restaurantes. En lo estrictamente artístico, a este del Pilar, más franco en la embestida, codicioso y alegres, el genio de Galapagar le cuajó varias verónicas en el centro del ruedo mecidas, suaves, templadas y sin molestar al animal, que estuvieron abrochadas con una media abelmontada de profundidad y dramatismo extraordinarios. Quitó después por chicuelinas, y a él replicó de nuevo Saldívar, dispuesto a no dejar pasar la oportunidad -como así hizo- pues al final fue él quien en solitario cruzó a hombros la puerta grande. Quite del joven matador por saltilleras y gaoneras, llenas de entrega, verdad, riesgo y emoción, que encogieron el corazón del público. Nada para lo que vino después, cuando en el centro del ruedo, comenzando la faena en un pase cambiado, José Tomás recibió al toro cruzado en su arrancada y en franca carrera con un pase cambiado que no llegó a verse por la tremenda voltereta que le propició el burel. Grogui lo dejó. Inconsciente e inerme sobre el ruedo estuvo durante unos segundos. Se cernió sobre Valencia la tragedia, y el público enmudeció con el corazón y el alma encogidos, viendo como el diestro intentaba recuperarse del tremendo trastazo. Tras unos minutos entre barreras tomando aire y recomponiéndose, volvió a la cara del toro y cuajó una obra cumbre por intensidad, plasticidad, entrega, dramatismo, pasión y valor. Lo mejor ante este toro que tampoco se entregó a las telas, manseando y con amagos de rajarse, vino sin duda en el toreo al natural donde rompió la embestida y acabó con el cuadro. Naturales abandonados, dominadores, con la sensación siempre presente del riesgo presente, de la emoción patente y de la tragedia sobrevolando cada momento de la suerte, y entre el ay y el olé, fue transcurriendo una actuación donde la cumbre llegó en esas tandas al natural extraordinario abrochadas con exquisitas manoletinas ya con el toro totalmente entregado a su suerte en tablas. Fue una obra llena de gusto y de estética dramática, merecedora –seguramente- de ese doble trofeo si nos acogemos a la pasión que también es el toreo. No fue así y recibió una oreja con doble vuelta al ruedo clamorosa. Bienvenido José Tomás.

Completó cartel el mexicano Arturo Saldívar quien fue el triunfador con puerta grande. Actitud encomiable la de este valiente y bravo torero azteca, que dejó patente que en tarde de tanta expectación, él, también quiere ser figura del toreo. El quite por chicuelinas ajustado hasta la locura, en el primero de su lote, fue la tarjeta de presentación, aunque antes ya había desplegado su toreo en el turno de José Tomás. Trasteo cimentado en el valor, el temple, la torería y la entrega. Bizarro fue el mexicano, que logró una obra en la que se maridó el buen toreo con el de valor, aliñado con una gotitas de miedo y susto para el público. Naturales hondos, profundos, de los que conmueve el alma a medida que se hace realidad el pase, y que resultaron además, intensos, suaves, templados y exquisitos. Pagó su bisoñez con un descuido al perderle la cara al toro que le pudo costar un feo y grave percance pero se repuso y volvió a la res para rematar un trasteo muy interesante y de muchos enteros. Estatuarios abrochando la faena y una estocada entera que le valió sin discusión el corte de una oreja. Y con el que cerró plaza, salió a rematar la tarde. Se rompió la plaza con él, olvidando momentáneamente el disgusto ocasionado por el presidente con la negativa del doble trofeo a José Tomás, y fue cuando logró cuajar varias tandas en redondo arrebatadamente puras, plásticas, y sentidas. Intensidad, emoción, valentía, desparpajo, entrega, genialidad. Faena compacta por ambos pitones en su segunda parte, que remató con unas Bernardinas, preludio a una estocada en la cruz. Lo mejor los naturales aguantando la embestida, siempre puro y valiente que sin fisuras cinceló en medio de una tarde de catarsis colectiva. Oreja que pudo ser dos, y puerta grande sin discusión que premiaba a este bravo torero mexicano. Triunfo rotundo en una tarde donde volvió la leyenda: José Tomás.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO

VALENCIA (6ª de abono): Manzanares abre la puerta grande bajo el síndrome de José Tomás



Valencia. Viernes 22 de julio. 5ª de abono. Feria de Julio. Lleno con cartel de no hay billetes. Tarde tormentosa. Se lidiaron tres toros de la ganadería de Domingo Hernandez (1º, 2º y 3º) y otros tres de Garcigrande (4º, 5º y 6º). Todos ellos desiguales de presentación por debajo de lo exigido en una plaza de primera. El tercero nunca debió salir por su nulo trapío. El 1º, 2º, 3ª y 6º fueron deslucidos, mansos y muy justos de casta aunque tuvieran algo de nobleza y calidad. El 4º tuvo sirvió en las manos de su matador. Y el 5º resultó ser el más complicado del encierro.

Enrique Ponce, silencio y saludos tras dos avisos.
El Juli, saludos en ambos.
Manzanares, oreja tras aviso en ambos.


Valencia (Esp.).- Nada que ver el triunfo de hoy de Manzanares en Valencia con el que obtuvo las pasadas fallas en este mismo coso a pesar de no lograr abrir la puerta grande en aquella ocasión. Más rotundo e impactante aquella tarde. Y más liviano, superficial y justa su actuación en este festejo. Con el tercero, de infame presentación para la seriedad que se le supone a esta plaza de primera, su matador lo recibió toreándolo a la verónica entre las protestas del público por una supuesta cojera y por su escaso, o mejor dicho, nulo trapío. Se le cuidó al animal en el caballo dada la poca fuerza que tenía y ello hizo que llegara al último tercio crudo y con movilidad. Le sirvió al diestro de Alicante ese estado en el que quedó la res para cuajar una faena irregular en su concepción, intensidad, profundidad y fondo. Tandas cortas, desdibujadas y destempladas, se conjugaron con momentos más artísticos, suaves y cadenciosos, todo ello, sin terminar de convencer ni de redondear. Nunca se entregó el astado, lo que también dificultó aún más, cualquier atisbo de faena grande. A media altura la muleta, en la mayoría de las ocasiones, tampoco eso ayudó para terminar la actuación, con la sensación de haber presenciado un trasteo rotundo, profundo y lleno de enjundia. Pero todo lo escrito, para el público agradecido y poco exigente que hoy vino a ver la corrida, poco le importó, pues tras un bajonazo al segundo intento, recibiendo, le concedieron soberanamente una generosa oreja.

Se repitió el mismo guión con el que cerraba plaza. A esas horas, el festejo estaba ya barbeando tablas y ni Ponce ni Juli habían dado esa gran tarde de toros que todos esperaban entre otras cuestiones por el desacertado manejo de la espada, y por ese sentimiento de desazón, empujó todo el público para ver salir a hombros, al menos, al torero alicantino. Muy justo de presentación este toro, como toda la corrida de Garcigrande, a éste Manzanares lo recibió a la verónica muy templado, firme y gustoso. Firmó así lo mejor con el capote en toda la tarde, junto a un quite de Juli por chicuelinas al cuarto toro. De nuevo la suerte de vara fue un trámite y con el toro crudo se pudo ver una actuación vibrante y completa de la cuadrilla de José Mari. Gran cuadrilla. La mejor del escalafón en estos momentos, sin duda. Expectación y ansia por triunfar se le adivinaron en el comienzo de faena a Manzanares y tras el brindis al cantante Andrés Calamaro, cuajó un trasteo que destacó solo por los detalles. Fue una pugna entre un toro rajado y manso que se quería ir y un torero empeñado en torearlo dándole ventaja absoluta a la res. Nunca se planteó someter más al toro y por ello, cuajó un trasteo siempre citando con la muleta a medio camino, retrasada en muchas ocasiones y en otras, además, sin bajar la mano. A pesar de todo, de nuevo Valencia lo empujó hasta el triunfo y le jaleó todo lo que hizo: lo bueno, lo regular y hasta lo menos bueno. Le faltó continuidad al trasteo y tras empeñarse -también- en rematar la faena en la suerte de recibir con el toro aculado en tablas y agónico, le endilgó un bajonazo con el que cortó una oreja y abrió la puerta grande. Qué bajo ha caído Valencia, por Dios…

También estuvo a punto de cortar trofeos en el cuarto de la tarde Enrique Ponce. La suerte en Valencia le abandonó al diestro hace varias temporadas y en esas está, intentando remontar feria tras feria. A este toro, con clase, nobleza y buen son, le realizó una faena extremadamente larga hasta el punto de tocarle un aviso cuando no había entrado a matar y otro, rematando con el descabello. Trasteo con una primera parte acelerada, tirando líneas por fuera y sin reunión, a la que le siguió una mejor con un toreo más lucido pero sin continuidad. Tuvo paciencia Ponce para pelearse con él hasta aburrir y poco a poco puso a la plaza de su parte hasta llegar al clímax en el final del trasteo donde vino lo mejor con varias tandas en redondo, despaciosas, artísticas y llenas de gusto de igual modo a los naturales que logró cincelar. Fue realmente lo único bueno y verdadero después de más de diez minutos de faena. Cambios de mano templados y plásticos también, y todos esperando ver el triunfo del torero de Chiva. Pero falló con la espada y todo quedó con una ovación cerrada que le obligó a saludar desde el tercio. De nuevo un triunfo perdido por la tizona. Con el primero, deslucido y sin entregarse en sus embestidas, dibujó una faena escasa de intensidad, que apenas llegó a los tendidos. Lo intentó Ponce pero con semejante comportamiento del animal, no lo logró.

A Julián López “El Juli” tampoco le sonrió la suerte esta tarde. En el segundo del festejo lo entendió a la perfección desde su salida y por ello lo cuidó dada la poca fuerza que tenía. Faena de detalles a la que le falto continuidad y emoción dada la mansedumbre del animal. Lo mejor se vio cuando el madrileño optó por atacar al animal con poderío, mando y con convencimiento robándole varios momentos profundos y sentidos. Después poco pudo hacer más. Con el quinto, el más complicado del encierro, tampoco pudo hacer mucho. Manso, incierto, siempre acortando distancias a medida que transcurría la faena, se peleó El Juli con él para intentar puntuar en Valencia, pero resultó imposible. Saludos al acabar su actuación.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO

VALENCIA (5ª de abono): Puerta grande para Vicente Barrera en su despedida como torero de su plaza



Valencia. Jueves 21 de julio. 4ª de abono. Feria de Julio. Algo más de media entrada. Se lidiaron seis astados de la ganadería de Juan pedro Domecq bien presentados y armónicos en general. Manejables, nobles y con clase en líneas generales aunque también con las fuerzas justas en alguno de ellos. El 2º y el 4º resultaron los mejores del encierro.

Vicente Barrera, silencio y dos orejas.
Manuel Jesús “El Cid”, oreja y ovación.
Daniel Luque, palmas en ambos.



Valencia (Esp.).- Caía la noche en Valencia cuando Vicente Barrera cruzaba a hombros la puerta grande de su plaza: Valencia. Fue el broche de oro a una carrera de dieciséis años como matador de toros, jalonada con grandes e importantes triunfos y labrada con mucho esfuerzo, honestidad, entrega, amor y respeto por la Fiesta. Se cumplió el sueño de todo torero y gracias también a “Señor”, el toro de Juan Pedro Domecq que mató en cuarto lugar, logró Barrera poner ese broche a su carrera como matador.

Con este juanpedro comenzó su última faena en Valencia, con estatuarios en un palmo de terreno, que presagiaba al menos, la entrega total con la iba a estar en este toro. Estatuarios firmes, valientes y muy sentidos, con la barbilla pegada al pecho y llevando la embestida del animal acompasada con el cuerpo. A partir de ahí, pudimos ver, como si de un último homenaje del diestro a su afición se tratase, toda la tauromaquia de Barrera plasmada en esta, su última obra. Tandas en redondo sin enmendar el terreno. Amanoletado, como cuando irrumpió en el mundo del toro. Así fue componiendo la faena que ganó enteros a medida que transcurría el tiempo. Barrera toreó para él y se notó porque se abandonó al toreó para disfrutar él sólo y hacer disfrutar a su afición. Reconcentrado y centrado en su esencia. Serio. Hondo. Profundo. Al natural también cuajó varias tandas de suave interpretación, temple y compás. Obra completa por ambos pitones, que tuvo su colofón en el toreo de cercanías, ya con el toro totalmente agotado. Quizás le faltó al juanpedro un poco de mayor transmisión y emoción en sus embestidas, pero sirvió gracias a su calidad y nobleza, colaborando en la despedida de su matador. La estocada entera, rubricó la última faena de Barrera sobre el ruedo de la calle Xàtiva y a él le fueron a parar las dos orejas que premiaban no sólo el trasteo si no también toda su carrera como matador de toros. Al que abrió plaza compuso una faena en la que tuvo que cuidar mucho al endeble astado, y por ello, seguramente, el trasteo no llegó a alcanzar cotas mayores. Barrera se empleó por ambos pitones buscando lucimiento donde no lo había y su obra acabó siendo plana y con poca emoción. Silencio.

El otro triunfador de la tarde fue el sevillano Manuel Jesús “El Cid” tras firmar una faena muy importante al segundo de la tarde. A éste le endilgó un recibo capotero a la verónica templado, gustoso, ganando terreno y muy sentido. Se lució en banderillas Alcalareño y llegó el toro al último tercio con alegría, prontitud, poder y mucha nobleza y calidad. Lo entendió perfectamente el diestro de Salteras y así cuajó un trasteo completo, macizo y rotundo por ambos pitones. Sobre la diestra alcanzó momentos muy lucidos con la mano baja, temple y buen son. El dominio absoluto de la escena y de los tiempos del animal posibilitó también que aguantase toda la lidia. Al natural también alcanzó cotas muy artísticas, con varias tandas donde se sintió, se gustó e interpretó un toreo intenso. Agotó todas las embestidas de la res y cuando esto ocurrió optó por el toreo de cercanías, alargando demasiado la faena. La estocada entera de efectos fulminantes, le sirvió para cortar una oreja ganada con mucho esfuerzo, arte y entrega. Al quinto poco le pudo cuajar. Faena acelerada y con altibajos como consecuencia del comportamiento del animal que deparó momentos lucidos y con sabor con otros más embrollados y menos pulcros. A la disposición con la que estuvo “El Cid” ni un pero, pues se vació con valentía, en busca del triunfo que le posibilitara acompañar a Barrera en su salida triunfal. Lástima el fallo a espadas porque ello diluyó cualquier opción a cortar trofeo.

Completó el cartel Daniel Luque quien no tuvo suerte en el sorteo. Al tercero de la tarde lo toreó a la verónica -en los primeros instantes de su lidia- con temple, gusto y sabor, acompasando la embestida con una seriedad exquisita. Fue bueno ese recibo. Después, con la muleta, Luque alcanzó sólo a cuajar un trasteo templado y muy bien compuesto pero carente de emoción por el comportamiento de la res. Le faltó chispa a las acometidas y todo quedó en una obra intermitente, irregular y sin terminar de alzar el vuelo. Con el que cerró plaza tampoco pudo hacer mucho. Deslucido el animal, al que se le castigó en exceso en varas, optó por abreviar el trasteo. Aun así, se esforzó persiguiendo lo imposible y remató su actuación, con una buena estocada.

Valencia (4ª de abono): Oreja para José Calvo y Alberto Aguilar ante un interesante encierro de La Quinta



Valencia. Miércoles 20 de julio. 3ª de abono. Feria de Julio. Corrida de toros. Un tercio de entrada. Se lidiaron seis astados de la ganadería de La Quinta. Desiguales de presentación, serios y astifinos. 1º complicado; 2º con la cara por la nubes no terminó de entregarse; 3º deslucido aunque se dejó en el último tercio; 4º manso y desigual de comportamiento medio-sirvió para el diestro; 5º complicado por ambos pitones y 6º un gran toro por bravura, nobleza y calidad.

José Calvo, silencio y oreja.
Tomás Sánchez, silencio tras aviso y ovación.
Alberto Aguilar, silencio tras aviso y oreja con petición.


Valencia (Esp.).- Tuvo que salir “Chocolatero” en el último acto del festejo para encontrarse con un torero valiente y con ganas de triunfar que, entregado en todo momento, logró cuajar la mejor faena de la tarde. Toro serio, con entidad y mirada fija en las telas, que embistió de salida con codicia y emoción a medida que su matador, Alberto Aguilar, mecía la capa a la verónica con entrega, descaro y arrebato. Fue la reivindicación de un joven torero en una plaza de primera, que pide paso a gritos, y mejor colocación en los carteles, con el solo argumento de su toreo, sus ganas y su afición.

Despertó de forma rotunda la plaza, al ver a Aguilar de ese modo y le ovacionó y jaleó este recibimiento como en las grandes ocasiones. Emoción, sensación de riesgo y autenticidad. Eso es la fiesta y el espectáculo. Después, en el caballo, el de La Quinta empujó con clase, fijeza y calidad. La misma calidad y nobleza que desarrolló, a más, en el último tercio, para suerte de su matador y también de la afición. Convencido como estaba de la posibilidad de abrir la puerta grande, Alberto Aguilar lució al toro citándolo desde lejos, dándole toda la ventaja para el animal noble que solicitó obedeció a las telas de su matador. Trasteo a más por ambos pitones, con tandas de mano baja, largo recorrido y suavidad. Se gustó el torero y gustó al público que siguió la faena con auténtica verdad y pasión. Buenas fueron las tandas en redondo. También importantes las del toreo al natural. Y por encima de todo, exposición del torero, honesta entrega y desnudez del alma. Arte y épica de la mano. Intensidad en la faena y también capacidad para administrar en cada momento lo que el bravo toro solicitó. Gran toro, sí señor, de los que reconcilian a uno con el espectáculo. Lástima la estocada caída porque por ello, no se le concedió el doble trofeo. Bien el presidente en la decisión a pesar de la bronca del público, aunque eso sí, ¿mantendrá el mismo nivel de exigencia en los próximos festejos? Esa es la gran pregunta… Oreja para Aguilar, de las que siempre se ha dicho que es de Ley y paso al frente de un torero honrado que siente el toreo como es.

Antes, con el tercero, dejó atisbos de sus intenciones ante un toro de nula entrega. Discreto en el saludo a la verónica, quitó después con el mismo lance tras dos varas en las que el toro embistió con poder, fijeza y transmisión. Una lástima que después cambiara en el último tercio, sin entrega ni condición. Mirón. Incierto. Revuelto en las intenciones. Con ese comportamiento, Aguilar solo pudo estar muy valiente y entregado. Cuajó faena por ambos pitones hasta donde el toro le dejó, exponiendo en cada pase y en cada suerte. El mal uso de la espada, aminoró un mayor eco de su actuación. Aun así, y al final de la tarde, seguimos pensando que el toque de atención de Alberto Aguilar en Valencia es de los destacados e importantes. Le debe servir.

El otro triunfador de la tarde fue el valenciano José Calvo. Oreja justa en su concesión por petición del público soberano pero ni el torero terminó de confiarse ni el toro sirvió para una faena rotunda de las que en algunas ocasiones nos tiene acostumbrados Calvo. Con este astado cuajó momentos muy lucidos y sentidos en redondo, con un toreo casi a cámara lenta, suave, gustoso y pausado, aunque siempre con la muleta a media altura pues si se le bajaba más la mano, el toro podía acusar falta de fuerzas. Eso deslució la rotundidad del trasteo. Remate torero, con gusto y exquisito empaque, que ayudó al triunfo. La estocada fue el colofón. Oreja. Con el que abría plaza, no tuvo opción alguna. Parado, borde, gazapón se cobró hasta una voltereta sin consecuencias. Imposible cualquier opción a lucimiento.

Completó cartel Tomás Sánchez que tuvo desigual suerte con el lote que le correspondió. A su primero le dio distancia, lo lució en la muleta e intentó cuajar un trasteo en el que finalmente el astado ni descolgó ni se entregó. Sólo aceptaba uno, dos pases y al tercero, ¡zas! de nuevo vuelta a empezar. Meritoria la tanda final sobre la diestra, en un toro al que le falta un tranco más para mejorar en su nota y servir claramente a su matador. Silencio. Y con el quinto, Sánchez vio cómo su ánimo, entrega, honestidad y valentía se estrellaban ante un complicado toro de La Quinta de desigual comportamiento y sin terminar de descubrirse. Faena larga con altibajos, cuajada hasta donde el toro le dejó, por ambos pitones y que nunca terminó de alzar vuelo ni emoción duradera. Ni un pero a la actuación de Tomás Sánchez y la forma de estar ante esta res. Dio todo lo que pudo dar de sí con semejante astado. Saludo desde el tercio.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO

Valencia (3ª de abono): Oreja meritoria para Pascual Javier y otra muy importante que premia la actuación de Rafael Cerro




Valencia. Martes 19 de julio. 2ª de abono. Feria de San Jaime. Novillada picada. Un tercio de entrada. Se lidiaron seis novillos de la ganadería de Los Galos, propiedad de Simón Casas y María Sara, desiguales de presentación y mansos en líneas generales siendo muy complicados los lidiados en la segunda parte del festejo. Debutaron en esta plaza los novilleros Mario Alcalde y Rafael Cerro que sustituía al herido Sergio Flores.

Pascual Javier, oreja y vuelta.
Mario Alcalde, silencio y saludos.
Rafael Cerro, silencio tras aviso y oreja tras avisoValencia (Esp.).- La segunda novillada de las que componen el cartel de esta feria de julio, deparó una tarde de interés para el aficionado, que pudo calibrar desde el momento por el que atraviesa el más veterano de la terna, Pascual Javier hasta el buen concepto del toreo que atesora el más bisoño, Rafael Cerro, pasando por la mala suerte en el sorteo de Mario Alcalde quien apenas tuvo opciones para el triunfo.

El novillero valenciano, Pascual Javier, logró cortar un trofeo al que abría plaza, tras cuajar una faena completa con un final arrestoso, valiente y entregado a un deslucido novillo de Los Galos. Lo más artístico lo logró en el recibo a la verónica que interpretó con buen tempo, temple y compás, aunque el novillo no embistiese con calidad ni apenas humillación. Se rivalizó después en quites y tras un segundo tercio en el que se vino arriba el animal, llegó más templado al último tercio aunque sin terminar de estar claro. Necesitaba mando y dirección la embestida -en muchas ocasiones- descompuesta del novillo y Pascual Javier acertó en ocasiones a dominarla y en otras no. Seguramente por eso, la faena, aunque completa, se movió entre una lucha por intentar someter la embestida y por lucirse al mismo tiempo. Al final, lo más destacado que ayudó sin duda al corte del trofeo, fue esa valentía y entrega que siempre tuvo el novillero, y las ganas por asegurar desde el primer momento el triunfo. En el cuarto salió a redondear una tarde que se le puso de cara, pero no tuvo suerte con el novillo. Manso y sin fijeza, con marcada querencia a tablas, con estos mimbres tuvo que buscar la puerta grande que finalmente no se dio. Novillo muy complicado por ambos pitones que empaló sin consecuencias al espada y que puso muy cara su lidia. Se le pidió trofeo, más todo quedó en una vuelta.

El que fue la sorpresa agradable de la tarde fue Rafael Cerro. Ojo al novillero porque en su paso por Valencia ha dejado la sensación de estar ante un novillero que puede cuajar en un matador de toros. Cerro protagonizó una tarde donde el buen concepto de su toreo, las formas de interpretarlo, estar ante la cara del novillo, entrar a la suerte, salirse de ella, contemporizar la embestida del animal y dominar la escena, fueron las notas predominantes de sus dos actuaciones. Si bien estuvo en el tercero del festejo, mejor fue con el manso sexto, del cual nadie dio un duro por él. A este que cerraba plaza, le planteó un trasteo muy completo y medido en su metraje y concepción. Cerro fue hilvanando con paciencia y sin aburrirse, un trasteo por ambos pitones donde el toreo más despacioso, templado y suave lo realizó sobre la zurda. Jugó muy bien las muñecas. Desplazó con técnica pulcra la embestida del animal. Se gustó en cada pase e incluso se desmayó en alguno de ellos intentando eternizar el lance. Si un pero hay que apuntar a la faena, ese es el de la escasa emoción que transmitió el colaborador novillo, pero a pesar de ello, el resto lo puso este novillero. Compuso una obra muy interesante, de las que hacen que uno salga pensando que ahí hay un posible torero en potencia. La oreja que cortó es de las importantes, con peso específico por sí misma. Antes, con el tercero ya dejó a las claras como es su toreo. Comenzó muy toreramente por abajo la faena, sin crispación, templado, corriendo la mano, llevándolo con suavidad. Y así, poco a poco, fue construyendo un trasteo presidido por el temple, el buen corte torero y mejores sensaciones. No aguantó el novillo tanto sometimiento en guante de terciopelo, y ello, complicó el remate de la faena. Rafael Cerro estuvo por encima de la res y así lo demostró. El fallo a espadas, le privó de oreja. Cobró además, una voltereta aparatosa entrando a matar, afortunadamente sin consecuencias.

Completó cartel Mario Alcalde, a quien dentro de la mansada de Los Galos, le correspondió el peor lote. Mala suerte, es verdad. Con el manso segundo, corredor de los cien metros lisos por el ruedo, no entendió la lidia que debió darle, tapándole la cara y aguantándole en terrenos con nula querencia. Por ello, la faena se convirtió en una persecución de la res por todo el ruedo. Imposible lucirse así si se confunde la lidia a administrar. Y en el quinto tampoco pudo mejorar mucho más. Con un bravucón complicado y de malas intenciones que vendió cara cada una de sus arrancadas, el novillero suficiente hizo con estar delante de la cara de la res, intentando cuajar una faena que no existía. Fue muy complicado hilvanar serie posible y ante ello, solo pudo estar valiente, justificando su inclusión en esta feria.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO

VALENCIA (2ª de abono): Puerta Grande para los novilleros sin picadores Cristian Climent y David González




Valencia (Esp.).- Cristian Climent se presentó en la plaza de toros de Valencia con el desparpajo y la frescura que uno espera encontrar en los chavales que empiezan; también con ese punto de picardía para saber buscarle las vueltas al eral cuando éste no anda precisamente sobrado de casta. Lógicamente, la capacidad de mejorar se le supone como el valor al soldado, pero lo hecho ayer en el coso de la calle Xàtiva, ilusiona a los parroquianos.

Con el primero de su lote, el de El Puig lo toreó con buen son por el pitón izquierdo, aprovechando la repetición y la calidad en las embestidas del eral, que buscaba como loco los adentros. Naturales llevando al toro metidito en la muleta y tirando de él con suavidad pero con un punto de rapidez; labor que, tras matarlo bien, fue premiada por el palco con la concesión de una oreja tras aviso. Con el que saltó en quinto lugar, otro eral manejable y mansito, se entendió mejor por el pitón derecho que por el izquierdo. El de Fuente Rey era más exigente por ese último y había que hacerle las cosas con decisión y muy seguido, sin apenas dudarle. La faena cobró vuelos a derechas y tras una estocada suficiente, el palco le otorgó la segunda oreja que le abría la puerta grande de par en par y, con ella, el camino de la esperanza.

David González también dejó buenas sensaciones en su debut en el «cap i casal». El madrileño demostró estar más toreado que sus otros dos compañeros de terna y resolvió la papeleta gracias a su mayor oficio delante de la cara de los erales de Fuente Rey. Al tercero de la tarde le planteó un trasteo medido y muy maduro en las formas para estar hablando de un becerrista. La faena se estructuró por el pitón derecho fundamentalmente. Tras pinchazo y estocada, su labor fue premiada con una oreja. Al que cerraba plaza, lo metió en la muleta gracias a su fe en el triunfo final. El de Fuente Rey se marchaba a tablas cada vez que podía y el madrileño supo sujetarlo en los medios para, de manera intermitente aunque eficaz, plantearle una obra de la que también obtuvo premio.

Santana, de vacío Peor suerte tuvo Antonio Santana. Cierto que pechó con el peor lote de la tarde, pero también que falló con la espada faenas con cierto son y mérito que, como las de sus compañeros, podían haber recibido mayor premio. El malagueño anduvo queriendo toda la tarde, pero le faltó confiar más en sus posibilidades. Al primero de la tarde le realizó una labor intermitente aunque interesante en algunos pasajes y con el cuarto acabó perdido por la falta de pujanza del eral.

Firmado: Ignacio García Campos
FUENTE: LEVANTE-EMV
Fotografía: Rafael MATEO

VALENCIA (1ª de abono): Oreja para Jesús de Valencia y David Galván




Domingo 17 de julio. Plaza de toros de Valencia. Novillada picada. Feria de san Jaime. Primera de abono. Un cuarto de entrada. Se lidiaron seis novillos de la ganadería de Los Azores, desiguales de presentación, justos de raza y de casta. Deslucidos en su conjunto. Pesos: 462, 463, 411, 441, 451 y 433 kilos. Debutaron en Valencia, la ganadería de Los Azores y el novillero jerezano David Galván.

David Galván, de tabaco y oro. Saludos tras aviso y oreja.
Jesús de Valencia, de burdeos y oro. Silencio tras aviso y oreja.
Jesús Duque, de blanco y azabache. Vuelta tras aviso y vuelta.

Valencia (Esp.).- La novillada picada que abrió oficialmente la feria de san Jaime, tuvo como triunfadores, tras cortar una oreja cada uno, a David Galván y Jesús de Valencia, antiguamente anunciado en los carteles como Jesús Chover. También pudo haber cortado trofeo el otro novillero de la tierra, Jesús Duque, pero el incomprensible comportamiento del presidente, tras una fuerte petición de oreja mucho más rotunda que el resto de las que se dieron en el festejo, privó al requenense de un trofeo meritorio, ganado con mucho tesón y esfuerzo ante un deslucido novillo, el tercero. La tarde además ofreció el aliciente de ver el debut en Valencia, de las reses del hierro de Los Azores, procedencia María José Barral y actualmente en manos del valenciano, Rafael Azor. Un encierro desigual de presentación y deslucido en conjunto, con raza y casta muy justas, que resolvieron el trance del debut muy discretamente. Ante el cuarto del festejo, el jerezano Galván cortó la oreja tras un trasteo valiente y firme, resuelto con seguridad y oficio, a pesar de no tener apenas emoción la embestida del novillo. La estocada en la cruz ayudó en la concesión del trofeo. El otro novillero triunfador, Jesús de Valencia, logró el trofeo en el quinto del festejo. Una oreja que premió la disposición de Jesús y varios momentos lucidos en el toreo en redondo. Se vació el espada, en una faena donde se le pudo ver más relajado, templado y seguro que anteriores ocasiones. Una actitud que también se dejó entrever en su primer novillo, al que siempre le hizo el toreo con mucha calma, buscando la pureza y mano baja, muy alejado de toda crispación.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO

viernes, 13 de mayo de 2011

José Tomás reaparecerá en Valencia el dia 23 de Julio.después de 15 meses de recuperación.


a noticia más esperada del año taurino se producirá el próximo 23 de julio en Valencia, escenario elegido para la vuelta a los ruedos del genio de Galapagar, José Tomás. Así lo ha anunciado en rueda de prensa el empresario de la plaza de toros valenciana Simón Casas y el apoderado del diestro, Salvador Boix.

Fecha de emisión: 2011-05-12
Valencia (Esp.).- El mundo del toro andaba esperando la ansiada vuelta del diestro madrileño en esta temporada, deshojando los posibles escenarios de su regreso y será finalmente el coso valenciano, el que tendrá el honor y la suerte de ser testigo de este evento mundial. Así lo ha hecho público el apoderado del diestro Salvador Boix y el empresario de la plaza de toros de Valencia, Simón Casas en una rueda de prensa que ha tenido lugar en el Hotel Wellington de Madrid esta tarde. Una comparecencia pública en la que también ha estado presente el Diputado para Asuntos Taurinos de la Diputación de Valencia.

Con la vuelta a los ruedos de José Tomás, el genio de Galapagar reanuda su vida torera después de estar convaleciente más de un año como consecuencia de la grave cornada sufrida en 24 de abril de 2010 en la plaza de toros de Aguascalientes en el transcurso de la Feria de San Marcos.

Hasta el momento no se han dado a conocer más detalles de la composición final del cartel, aunque Salvador Boix sí ha confirmado que la temporada de José Tomás no sobrepasará los 12 festejos concluyendo en la feria de la Mercé en Barcelona y estando casi segura su presencia en los cosos de Valladolid, Bayona, Nimes, Linares, Almería entre otros.

Aunque los compañeros de cartel aun estan por determinar, se barajan en los mentideros taurinos los nombres del valenciano Vicente Barrera y la del sevillano Daniel Luque. Sí que está seguro que los toros reseñados para la vuelta de su torero a los ruedos, serán del hierro de moda y predilecto del diestro, los toros de Núñez del Cuvillo.

Texto: Agencias / Alfonso Sanfeliu
Fotografía: Rafael MATEO

miércoles, 27 de abril de 2011

Presentación a los medios de comunicación el histórico mano a mano ganadero Miura-Victorino que se celebrará el sábado 7 de mayo


En un concurrido acto celebrado este mediodía en el Hotel Gran Meliá Colón de Sevilla, el diputado de Asuntos Taurinos de la Diputación de Valencia Isidro Prieto, y los responsables de la empresa del coso valenciano, Simón Casas Production -en las figuras de Santiago López y Nacho Lloret-, han presentado a los medios de comunicación el histórico mano a mano ganadero Miura-Victorino que se celebrará el sábado 7 de mayo en la capital levantina. El acto ha contado también con la presencia de los ganaderos, así como de los diestros Manuel Jesús "El Cid" y Juan José Padilla, anunciados en el cartel.

En primer lugar tomó la palabra Nacho Lloret, que presentó a los integrantes de la mesa y como gerente de la empresa manifestó que "es un honor formar parte de un evento de esta categoría. Sin duda se trata de un acontecimiento histórico y sólo haber conseguido hacer la foto de hace unos instantes con ganaderos y figuras del toreo de esta talla es muy necesario para la Fiesta, más en estos momentos". Lloret, prosiguió afirmando que "como empresarios, no nos queda otra que poner todo de nuestra parte para que el aficionado a los toros se motive e ilusione con su Fiesta. Además de anunciar un cartel como el de hoy, es la obligación de todos comunicarlo y por eso agradezco la presencia de los protagonistas del cartel así como la de los medios de comunicación".

En su turno de palabra el matador de toros y apoderado Santiago López, miembro de la empresa Simón Casas Production, fue tajante al afirmar que "no debemos caer en el error de olvidar lo importante que es la rivalidad en el toreo. Hacen falta menos besos entre los toreros en el patio de cuadrillas y más gestos como éste".

Ante una nutrida representación de medios y personajes del mundo del toro que llenaron el salón Galería del hotel sevillano, el ganadero Victorino Martín Andrés fue breve pero incisivo declarando que "sólo me plantearía hacer algo así con la ganadería de Miura", mientras que su hijo Victorino Martín García declaraba que para su divisa "se trata de un honor pero a la vez un reto este mano a mano. Es justo reconocer el mérito que ha tenido Simón Casas confeccionando el cartel. Esperamos lo mejor de una corrida que reúne un grandísimo interés y que la afición de una plaza de la categoría de Valencia la pueda disfrutar".

Eduardo Miura -que estuvo acompañado por su hermano Antonio- declaró que la idea del mano a mano es extraordinaria y digna de repetirse pero, eso sí, "no demasiadas veces, porque esto es algo histórico y no se puede caer en la reiteración".

Por su parte, los diestros Manuel Jesús "El Cid" y Juan José Padilla, encargados de estoquear los toros de las dos legendarias divisas junto al valenciano Ángel de la Rosa, bromearon en un ambiente distendido sobre cuál de los dos se alzaría en triunfador del festejo. El Cid declaró que "es la primera vez en mi vida que voy a matar un toro de Miura. Creo que las figuras del toreo siempre se han caracterizado por realizar gestos y a mí me apetecía hacerlo".

Cerró el acto el diputado Isidro Prieto manifestando que "para la Diputación Provincial de Valencia es un honor presentar un cartel de esta envergadura en Sevilla y en plena Feria de Abril. Nuestro objetivo es colocar a Valencia a la vanguardia del toreo y no hay duda de que iniciativas como este mano a mano ratifican que lo estamos consiguiendo. Por eso es de justicia agradecer a la empresa el esfuerzo realizado y ahora sólo queda que la suerte, algo tan importante en el toreo, nos permita vivir en nuestra plaza una grandiosa tarde de toros".


NOTA DE PRENSA
Gabinete de Comunicación de la plaza de toros de Valencia
www.torosvalencia.com
prensatorosvalencia@ono.com

jueves, 24 de marzo de 2011

Valencia (10ª de abono): Deslucida novillada matinal donde se vio el buen corte de Silveti y López Simón


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Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011

Domingo 20 de marzo 2011 (10ª de abono)



Valencia (10ª de abono): Deslucida novillada matinal donde se vio el buen corte de Silveti y López Simón


Valencia. Feria de Fallas. 10ª de abono. Novillada picada. 20 de marzo de 2011. Mañana soleada y apacible. Menos de un cuarto de entrada. Se han lidiado novillos de la ganadería Guadaira desiguales de presentación aunque bonitos, el 2º y el 5º más hechos. En líneas generales con clase y cierta calidad pero con poca fuerzas y justa raza y casta. Solo destacó el segundo, un novillo con más transmisión aunque también marcado por la justeza de fuerzas. El 3º y el 4º deslucidos y complicados.

Miguel Giménez, silencio y saludos.
Diego Silveti, saludos y saludos tras aviso.
López Simón, vuelta y saludos.



Valencia (Esp.).- El festejo matinal posterior a las fallas se dejó notar en el tendido de la plaza, al registrar tan sólo un cuarto justo de entrada. Mañana amable y fresquita en la que se pudo ver el estado de los novilleros actuantes, Miguel Giménez, Diego Silveti y López Simón. Tres estilos diferentes de entender y ver la vida, que pudieron cortar trofeos si no llega a ser por la espada y en algunas ocasiones por el comportamiento de los de Guadairas. Un encierro desigual de presentación, con cierta clase y nobleza pero justo de raza, casta y sobre todo, fuerzas. Resultaron complicados el 4º y 5º y fue un buen novillo el segundo.


Con este segundo, Diego Silveti a punto estuvo de lograr cortar trofeos, en una matinal que si acierta con la espada podría haber sido de puerta grande para el mejicano. Ante el novillo más serio, y con más trapío del encierro lo veroniqueó con temple, jugando los brazos con suavidad, ganando terreno y luciéndose con torería. Buen inicio capotero a un novillo que acudía con franqueza a las telas y lo hacia además con calidad y buen son. Quitó por chicuelinas ajustadas y con gusto torero, López Simón, que tuvo que bregar además, con el viento, muy impertinente durante la mañana y elemento condicionante de las lidias de estos muchachos antes sus respectivas reses. Con el novillo a más durante la lidia, llegó a la muleta con codicia templada, embistiendo con clase y repitiendo, lo que posibilitó que el mejicano se gustase y gustase en su interpretación del toreo. Tandas en redondo a más, con el novillero confiado y buscando el triunfo. También toreó al natural, pitón por el que el novillo se empleaba mejor, cuajando así un trasteo serio, completo y bien estructurado. Estuvo Silveti asentado y confiado. Buscó siempre el cite de frente. Interpretó su toreo clásico de buena factura, que lo hace apetecible para volverlo a ver. Lástimas el error con la espada porque habría cortado trofeo.

Con el otro, el quinto, otro novillo serio y cuajado, lo recibió a la verónica, luciéndose gracias a la calidad del animal y su buen son. Quite variado, después de la suerte de vara, correspondido con otro quite por tafalleras de López Simón a pies juntos y sin enmendar terreno. Llegó el novillo con franqueza y calidad al último tercio, pero con las fuerzas justas. Por eso tuvo que plantear una faena en la que cuidó del astado e intentó cuajar trasteo semejante al anterior. No fue posible. Y se convirtió en un último tercio donde predominó la valentía y disposición del novillero por encima de la res venida a menos. Lo intentó por ambos pitones exponiendo con el novillo finalmente, complicado. Estuvo valiente y si no llega a ser de nuevo, por el fallo a espadas, se le habría premiado con un trofeo.

Otro que destacó fue el novillero López Simón. Se le vio madurando ante la cara del novillo con un lote muy en la línea del encierro, nobles y con clase pero bajos de raza, casta y sobre todo, fuerzas. Estas últimas, las fuerzas, marcaron la lidia de la res y su posterior faena, logrando cuajar un trasteo donde lo más destacado vino en una tanda en redondo muy firme y con mucha voluntad. El novillo, deslucido, y el viento, molesto en este acto de la lidia, complicaron este trasteo largo pero valiente de López Simón. Fue difícil hacer una faena vibrante y de emoción. Y meritorio estuvo el novillero que con estas condiciones no se aburrió y siguió hasta el final buscando cualquier instante de lucimiento. Natural en pases sueltos de trazo bonito que se quedaron perdidos en una faena a la que le faltó hilván, como consecuencia de la falta de celo de la res. Se le pidió oreja mayoritaria e incomprensiblemente, el presidente no se la concedió.


Con el que cerró plaza lo recibió con la muleta de rodillas y en el centro del platillo, pero siempre se defendió el mansito jabonero, y por este motivo resultó complicado cuajar una faena con argumento, solidez y estructura. Siempre protestando en el embroque, la aparición del viento hizo el resto, para ser casi imposible poder lucirse con el descastado, desrazado y mansurrón Guadaira. No rompió a mejor la actuación y al final, solo pudo estar firme y con ganas.

La actuación del valenciano Miguel Giménez gustó en conjunto. Al primero de su lote lo recibió a la verónica buscando con temple y con gusto el lucimiento. Y le cuajó un trasteo en el que tuvo que medir las escasas fuerzas de la res y administrar la clase que tuvo en sus embestidas. Buen inicio torero, cuidándolo por abajo para continuar al natural llevándolo con soltura y con buenas maneras. Centrado durante toda la actuación fue bajando la mano hasta el límite para lograr un mayor lucimiento. Siempre tuvo que llevarlo sin apreturas para que no claudicara más pero aun así, fue cuajando faena de interés. Al natural también buscó la profundidad, de uno en uno, con clasicismo. Faena completa por ambos pitones que si no tuvo mayor emotividad fue por las condiciones del animal.


Y con su segundo, salió a resolver la tarde consciente de lo complicado que es esto y la oportunidad tan grande que es estar anunciado en una plaza como Valencia y en fallas. Larga cordobesa de rodillas seguidas de un ramillete de verónicas. Se le vio decidido y con muchas ganas de triunfar. Después, con la muleta, el mansito de Guadaira no ayudó más, por la poca fuerza que tenía. Comienzo torero y esforzado por abajo en tablas, con un viento molesto que condicionó el último acto de esta lidia. Lo intentó al natural y en redondo, siempre citando de frente y buscando la pureza, pero fue complicado hilvanar un trasteo compacto y con argumento. Faena sin coger vuelo, presidida por la voluntad de Giménez, que terminó siendo un intento de quiero y no puedo. A pesar de todo se le vio una cierta progresión.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO


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Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011

Domingo 20 de marzo 2011 (ultima de feria)



Valencia (ultima de abono): Oreja a la épica y valentía de Tomás Sánchez y Alberto Aguilar que resultó cogido


Valencia. Feria de Fallas. Ultimo festejo de abono. 20 de marzo de 2011. Tarde soleada y con frío y viento. Media plaza. Se han lidiado seis astados de la ganadería de Adolfo Martín muy bien presentados. La mayoría tuvo las fuerzas y la raza muy justas. 1º, con clase pero deslucido. 2º, complicado y deslucido tuvo un poco más de casta. 3º manso complicado sin emoción y con poca fuerza. 4º, inválido. 5º, con clase y temple aunque con las fuerzas justas que llegó complicado a la muleta. 6º con clase, nobleza y calidad en los primeros tercios, acabó siendo muy complicado en la muleta.

Rafaelillo, silencio en ambos.
Tomás Sánchez, oreja tras aviso y saludos tras dos avisos.
Alberto Aguilar, saludos tras aviso y oreja.



Valencia (Esp.).- Sabor agridulce en el festejo que servía como cierra a la feria de Falla 2011, el primer ciclo importante de la temporada recién estrenada. Todas las esperanzas del aficionado, después del ciclo que hemos vivido, con el oasis ganadero que fue la corrida de Fuente Ymbro, las tenían puestas en la corrida de Adolfo Martín, pero el gozo en un pozo porque no vimos el encierro que todos hubiésemos deseado ver. De presentación impecable para una plaza de primera, las intenciones de los de Adolfo Martin anduvieron muy desiguales y con un comportamiento de bajo perfil, poca raza y fuerzas justas. Solo dos complicados, pusieron el miedo en cuerpo a los presentes. Un resultado exiguo para una ganadería tan afamada y con tanta importancia. Incluso el cuarto, resultó un invalido que se echó en más de una ocasión ante el desespero del matador, aunque éste también colaboró en la caidita del animal con algún que otro latigazo hacia el suelo.

Con estos mimbres, la tarde fue de Tomás Sánchez y de Alberto Aguilar que se la jugaron de verdad ante tres toros exigentes y complicados, hasta el punto de resultar volteado sin consecuencias Sánchez y volteado con una cornada en la tibia el diestro madrileño, Aguilar.


El valenciano Tomás Sánchez paseó la oreja del segundo de la tarde. Un toro complicado al que le cuajó una faena cimentado sobre el amor propio, la valentía, las ganas de triunfo y el querer salir victorioso al precio que fuese. Hilvanó una faena entre el ay y el olé, donde los pases menos lucidos alternaron con otros de temple, sometimiento y corazón, sobre todo en el toreo en redondo. Así lo entendió el público y por ello, se entregó a la generosidad demostrada del torero, que desnudó su alma, entregando todo lo que tenía al respetable y al burel. Cuajó tandas por ambos pitones, unas mejor que otras pero fue la disposición con la que estuvo, sus ganas por cuajar la faena y salir catapultado de Valencia a otras plazas, lo que hizo que finalmente, tras una gran estocada lograse cortar una oreja.

Con la puerta grande medio abierta, llegó con el quinto dispuesto a rematar su tarde. Era consciente de la oportunidad que tenía con la televisión por medio y todo el mundo del toro pendiente de este último festejo. Por ello, salió a buscar el triunfo. Lanceó con garbó a la verónica en el recibo y lo templó en el capote mientras se desarrollaba la suerte de vara. El de Adolfo tenía clase y condición por ambos pitones y nada hacía sospechar que se convertiría en el toro complicado que terminamos viendo en la muleta. En este último acto de la lidia, Sánchez se vio desbordado por el complicado comportamiento de la res. Tobillero, de recorrido corto, con la presencia del viento y la cara siempre a media altura. Con estos mimbres tuvo que hacer faena. Un trasteo que se movió, de nuevo, en los parámetros de la épica más que del arte o de la finura, pero el toreo también es eso, domeñar la embestida aunque sea a mordiscos y así lo entendió Sánchez. Arrimón final, muy valiente, con un toro que lo cazó y le perdonó la cornada. Lástima el fallo a espadas porque esta vez sí, tenía la puerta grande lograda.


Peor parado salió Alberto Aguilar al final de la tarde, pues recibió una cornada en la tibia, del cinqueño pasado que saltó al ruedo para cerrar ciclo. A este lo recibió con una larga de rodillas animosa, seguida de un ramillete de verónicas aseadas y discretas. Se le picó trasero, como la mayoría del encierro de hoy, ¡qué mal picados por favor! y siguió el toro embistiendo, sin demostrar hasta el último tercio de su lidia, la guasa que tenía. Con la cara siempre a media altura, sin entregarse, mirando, incierto, desconfiado, le complicó la existencia al matador. Y el diestro tuvo que tirar mano del valor, del ánimo, del corazón y buscar un triunfo. Honradez, honestidad y responsabilidad, la que tuvo en este toro, pues no se aburrió buscando un lucimiento imposible. Logró lo mejor en el toreo en redondo en varias tandas, no así con la zurda donde el toro era más reservón y destemplado. Al final, sobrevino el percance y pasó a primer plano la épica del toreo. Con el diestro herido y el toro esperándolo para cazarlo, se desarrolló el último acto del ciclo. Mató mal y herido y por ello, el público soberano y sensible, premió su entrega con una oreja.

Antes, con el tercero, otro toro manso, parado, sin emoción ni transmisión, sólo pudo hilvanar un trasteo arrestoso y valiente. Con alguna tanda en redondo corta pero bonita. Aunque todo se quedó en voluntad y muchas ganas. Saludos después del arrastre del de Adolfo.


Completó cartel el diestro murciano Rafaelillo, que sorteó un lote manso, justo de fuerzas y de raza. Con el que abrió plaza, parado, soso, deslucido y sin gracia nada pudo hacer. Intentar una justificación de su cartel y poco más. Y con el cuarto, un inválido que se le echó varias veces en mitad de la faena de muleta, optó por abreviar ante un público molesto con la situación.

Concluyó de este modo este ciclo de la feria de fallas en la que se echó de menos la presencia de varios periodistas taurinos íntegros, objetivos y excelentes en su obrar profesional, sin los que la Fiesta es hoy menos objetiva, independiente y libre. A todos ellos, mi particular brindis en estas últimas líneas: esta feria, -Rafael, Sixto, Pilar, Mario, Dani y Carlos- fue por vosotros. En mayo, más.


PARTE MEDICO DE ALBERTO AGUILAR
"Después de la lidia del sexto toro, pasa a la enfermería Alberto Aguilar, que presenta una herida por asta de toro inciso-contusa de unos 10 centímetros de extensión, situada en la cara anterior de la pierna izquierda, que secciona piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis. Sección del músculo tibial anterior, contusión de la arteria tibial anterior y sección parcial del músculo flexor. Ha sido intervenido bajo anestesia local y sedación en la enfermería de la plaza. Pronóstico reservado. Se traslada al paciente a la Casa de la Salud" Firmado: Dr. Cristóbal Zaragozá

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO



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Valencia (8ª de abono): Leonardo Hernández abre la puerta grande en la matinal de San José


Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011

Sábado 19 de marzo 2011 (8ª de abono)



Valencia (8ª de abono): Leonardo Hernández abre la puerta grande en la matinal de San José


Valencia. Feria de Fallas. 8ª de abono. 19 de marzo de 2011. Tres cuartos de entrada. Se han lidiado seis astados de la ganadería de Fermín Bohórquez, lustrosos pero deslucidos en líneas generales. El mejor del encierro fue el 2º un gran toro para rejones, bravo, repetidor, codicioso y alegre con transmisión.

Rui Fernandes, oreja.
Andy Cartagena, saludos.
Álvaro Montes, saludos.
Sergio Galán, oreja.
Leonardo Hernández, dos orejas.
Manuel Lupi, saludos tras aviso.



Valencia (Esp.).- Puerta grande para Leonardo Hernández en la matinal de rejones en Valencia, después de una faena muy vibrante, entregada y sobretodo, muy inteligente. Dominio total del espectáculo y sentido de la lidia para ir administrando a la res lo que pedía en cada momento. Así fue el resultado, dos orejas en plaza de primera y en feria de primera.


Con este poderoso Bohórquez de salida, aunque parado a las primeras de cambio y marcada querencia a tablas fue encelándolo y desengañándolo hasta meterlo en faena. Poderoso cuando se arrancaba a la cabalgadura, Hernández estuvo muy firme y entregado, haciendo poco la embestida del animal. Una res que tenía clase y buen tranco así como fijeza cuando se venía. Bien en banderillas el rejoneador siempre buscó la pureza aunque en algunas ocasiones le faltó acople en el embroque. Crecido a medida que pasaba la lidia, el rejoneador estuvo muy inteligente anulando querencias en el centro. Final vibrante y puro en su ejecución con las banderillas a dos manos, alcanzó su culmen emocional con las cortas. La gente con él. Toda una lección de cómo leer un toro y como desarrollar el sentido del espectáculo en función de la res. Faena con argumento y alardes finales que pusieron al público valenciano en pie. Dos orejas y puerta grande.


Otro de los triunfadores de este amable festejo matinal, fue el portugués Rui Fernandes, al cortar una oreja al que abrió plaza después de cuajar una faena muy voluntariosa y alegre, a un toro que esperó siempre, no se empleaba y medía el caballo. Deslucido toda la tarde, se avivó en banderillas. Toro cerrado en tablas, el de Bohórquez, al que se le tuvo que anular querencias por su mansedumbre. Trasteo lucido, intentando cuajar siempre con pureza las suertes. Todo lo hizo el portugués. Con las rosas, colocó con más precisión ya con el toro vencido, cerrado en tablas y a la defensiva. Oreja.


También cortó trofeo el rejoneador Sergio Galán, tras una muy meritoria y merecida oreja ante un toro muy deslucido y agarrado al piso, que en nada colaboró con su rejoneador. Más tardo el toro, esperó desde principio el encuentro con la cabalgadura. Clavó arriba Galán en el rejón de salida con temple, pero el toro fue deslucido de salida. Faena más discreta pero con mucho fondo torero. Siempre intento cuajar con firmeza la faena, seria y de frente haciéndolo todo él. Momentos muy elegantes con las cabalgaduras, de alta escuela de doma en la preparación de las suertes. Lástima que el toro no acompañara. La gente con él tras una faena meritoria y muy entregada. Oreja.


El rejoneador de Benidorm, Andy Cartagena, tuvo en sus manos el doble trofeo y acompañar a hombros a Hernández si no llega a errar con el rejón de muerte. Logró cuajar una faena vibrante, alegre, serie también, y muy bien estructurada. Con un toro muy codicioso de salida, el mejor del festejo, lo templó, y paró, nada más salir de chiqueros. Los rejones de recibo estuvieron siempre colocados en el estribo y arriba, con pulcritud. Codicioso el de Bohórquez en cada una de sus arrancadas, Le anuló querencias sacándolo afuera y logró momentos vibrantes luciéndose en la suerte antes de clavar, con tres piruetas. Espectáculo de Andy muy entregado y alegre en su faena, con el mejor toro de Bohórquez. Solo pecó de desigual en la colocación de banderillas quizás por la alegría con la que atacó siempre cada suerte. Remató con las cortas y con el toro totalmente entregado y vencido en tablas. Rejón entero y trasero y el error con el descabello le privó de su doble trofeo.


Álvaro Montes volvió al ruedo después de un año de inactividad y lo hizo con honradez, seriedad y muchas ganas de reencontrarse con el público y con el toro. Prueba de ello fue el vibrante recibo con la garrocha, muy efectivo y muy templado dejando al de Bohórquez en el centro del ruedo. Toro con clase, nobleza y también codicia que fue a menos a medida que transcurrió su lidia. Fue quizás, el recibo, lo más estético de toda su actuación. Después la colocación de los rejones siempre fue reunido arriba de igual modo que las banderillas. El toro fue codicioso y con movilidad, lo cual se agradece y con él, pudimos ver a Montes en proceso de recuperación. Actuación cuajada casi toda en los medios con un par al violín que resultó muy vistoso. Acabó el animal acusando la exigencia de la lidia y, tardo en la suerte suprema se puco complicado. El mal manejo del rejón de muerte le privó de un trofeo. La sensación fue que Álvaro llegará a su nivel en tan solo unos festejos más. Seguro.


Completó cartel el portugués Manuel Lupi con un trasteo animoso, lleno de temple y con momentos de calidad. Muy templado en banderillas con otro toro parado de Bohórquez siempre intentó interpretar el toreo haciendo las cosas de frente y con suavidad. Clavó reunido, arriba y luciéndose aunque igual le faltó un punto de mayor transmisión y conexión con el público. Aun así, resultó interesante ver a este rejoneador más nuevo.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO


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Valencia (9ª de abono): Oreja importante para Castella en una desastrosa tarde marcada por la mala corrida de Las Ramblas


Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011

Sábado 19 de marzo 2011 (9ª de abono)



Valencia (9ª de abono): Oreja importante para Castella en una desastrosa tarde marcada por la mala corrida de Las Ramblas


Valencia. Feria de Fallas. 9ª de abono. 19 de marzo de 2011. Lleno. Tarde soleada y apacible. Se han lidiado seis toros de la ganadería de Las Ramblas, el tercero como sobrero pero del mismo hierro. Muy justos de presentación. Mansos en líneas generales, con poca raza, casta y fuerzas. Sólo sirvió el sexto que tuvo clase, buen son y transmisión. Se desmonteró en el sexto después de parear con vistosidad y entrega, Francisco Aragón Ambel.

Juan Mora, silencio en ambos.
Enrique Ponce, saludos tras aviso y división de opiniones.
Sebastián Castella, silencio y oreja con petición.



Valencia (Esp.).- Tuvo que salir el sexto de la tarde y un enrazado y dispuesto Sebastián Castella para levantar una tarde horrorosamente plomiza. La muestra es que con un toro justo de presentación pero con clase, nobleza y sobre todo, franqueza en sus embestidas para acometer desde la largura, el bendito público que llenó el coso valenciano, se entregó sin pensárselo dos veces a la labor del diestro francés.


Con este astado de Las Ramblas, el galo cuajó un quite por chicuelinas ajustadas, templadas y muy firmes que fueron jaleadas con auténtica pasión por un público ansioso por ver triunfar -al menos- a uno de los diestros actuantes. Quite importante que dejó muestras del ánimo con el que salió Castella con la tarde ya vencida. A la fiesta a este sexto, se le sumó el banderillero Francisco Aragón Ambel, con dos pares importantes, dejándose ver y muy toreros, que por clavar arriba y reunidos, le valieron saludar montera en mano. Y a partir de ahí, brindis al respetable e inicio en el centro del ruedo con pases cambiados por la espalda seguidos de varios derechazos sin enmendar el terreno, que pusieron la plaza boca abajo. Se le rindió el agradecido público al galo que, inteligente como es, planteó una faena en la que alternó momentos más profundos de toreo con otros más vistosos y electrizantes. Tandas en redondo dándole distancia al animal que se venía franco al cite y con clase, para continuar con derechazos de bello trazo aunque con la muleta a media altura. La expectación con la que se siguió la faena fue in crescendo y por ello, lo intentó también, aunque con menor fortuna, al natural. Faena compacta, enrazada, mostrando la mejor versión de Castella que sometió al animal con guante de seda. La estocada media y el certero descabello le sirvió, para lograr una oreja ganada con mucha entrega y verdad.

En su primero bis, nada pudo hacer. Deslucido, sin clase ni emoción, buscó cuajar faena, donde haberla encontrado hubiese sido un milagro. Siempre a la defensiva, manseando, protestando en cada arrancada y con la mirada puesta en el matador, resultó imposible cuajar trasteo.


El resto del festejo siguió en la línea del tercero bis lidiado por Castella. Fue todo un despropósito la lidia de los toros de Las Ramblas, que juega muy a la contra de la propia fiesta. De nuevo, con la televisión por medio, las figuras en el cartel y el día de San José en el epicentro informativo, la fiesta sufrió un tremendo bajonazo con semejante encierro de Las Ramblas. Trapío escaso y todo un muestrario de reses mansas, descastadas y desrazadas. Sólo se salvó ese sexto, pero porque como reza el refranero español, “en el país de los ciegos, el tuerto es el rey”. Lamentable, un encierro así, y lamentable e incomprensible también, que las figuras elijan ganaderías de este tipo para compromisos tan importantes y delicados.


Con el primero del festejo, manso, complicado y con genio, poco pudo hacer Juan Mora. El astado nunca descolgó por su mala morfología, y con él, Mora solo pudo dejar retazos de su torero como un pase de la firma muy pinturero. Incomodo el toro en su embestida, abrevió la faena. Después, con el cuarto tampoco pudo hacer mucho. Un astado mejor presentado que los anteriores, pero sin gracia en sus acometidas, ni en la forma de meter la cara ni emplearse. Flojo como también fue, solo quedó para el recuerdo, dos verónicas mecidas, estéticamente pulcras y sentidas, que el veterano diestro interpretó en el quite. Ese fue el recuerdo de su actuación, ya que con la muleta, nada pudo hacer. Llegó defendiéndose como manso que fue el de Las Ramblas, y decidió finalmente abreviar de nuevo la actuación, muy a su pesar. Silencio.

El valenciano Enrique Ponce se fue de vacío del festejo más importante de las fallas y de su feria, en la que ha sido el único espada que ha hecho doblete. No se explica cómo se anuncia con ganado de tan pocas garantías y lo que es peor, se presenta ante la afición valenciana con astados tan pésimamente presentados. No merece la afición espectáculo como el de hoy ni trato como el de hoy, donde se quiere ver a Ponce con toros bien presentados, con trapío acorde a la plaza de Valencia, con romana acorde a la feria de primera que es y con reses de mayor garantía en su comportamiento. Se molestó el público con él en el cuarto y con razón, pues espectáculo como el de hoy, en tarde tan importante, hacen flaco favor a la defensa de la Fiesta. Con un lote manso, descastado, desigual de trapío y sin fuerzas, compuso dos trasteos a los que les faltó la identidad que da el toro a la obra y les faltó también, la emoción del toro bravo. Al primero de su lote le firmó una faena plana, sin vistosidad, ni emoción, donde lo mejor fue la gran estocada con la que despachó la res. Y con el quinto, de nuevo el desastre ganadero y el desespero del valenciano. Justo de trapío, con poca romana e incómodo de comportamiento, Enrique Ponce no pudo hacer faena. Asumió él toda la lidia de este toro como muestra de su compromiso con la afición o para tapar el sainete que dio su cuadrilla en el segundo de la tarde. Pero ningún esfuerzo sirvió para mejorar su actuación. La res terminó parada, y Ponce no tuvo más remedio que abreviar su actuación con un público desesperado y enojado que no dudó en mostrar su enfado con las opiniones divididas.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafel MATEO



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Valencia (7ª de abono): Puerta grande para El Cid y Miguel Ángel Perera con un buen encierro de Capea



















Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011

Viernes 18 de marzo 2011 (7ª de abono)



Valencia (7ª de abono): Puerta grande para El Cid y Miguel Ángel Perera con un buen encierro de Capea


Valencia. Feria de Fallas. 7ª de abono. 18 de marzo de 2011. Casi lleno. Tarde soleada y apacible. Se han lidiado tres toros del hierro de San Mateo (1º, 2º y 4º), dos de la ganadería de San Pelayo (3º y 5º) y el 6º bis del hierro de Zalduendo. Toros desiguales de presentación. Nobles y con clase en conjunto, tuvieron casta y raza para reponerse durante la lidia. Alguno de ellos, con la fuerza más justa. El 4º de la tarde encastado y bravo. El 5º de San Pelayo exigente pero interesante y 6º bis de Zalduendo, complicado.

Manuel Jesús “El Cid”, oreja y oreja tras aviso.
Miguel Ángel Perera, oreja y oreja tras aviso.
Cayetano, ovación y división de opiniones al abandonar el ruedo.



Valencia (Esp.).- Manuel Jesús “El Cid” y Miguel Ángel Perera son los dos nombres propios de este séptimo festejo fallero, después de descerrajar la puerta grande del coso levantino. Dos actuaciones premiadas con una oreja en cada uno de sus toros que fueron seguidas con expectación y entrega por el amable público valenciano. También triunfó el Capea con cinco buenos toros que tuvieron mucha clase y nobleza a la par que casta para soportar la lidia, si bien es cierto que también tuvieron algunos las fuerzas ajustadas.


Con el mejor de los de Capea, bajo el hierro de San Mateo, el cuarto, el Cid cuajó un trasteo donde cuidó al animal, llevándolo siempre muy suave y templado y con la tela a media altura hasta que pudo bajarle la mano. Fue faena de paciencia, de pulso, de calma y no desespero, que cuajó en una actuación interesante y plástica, a medida que se iba desarrollando la misma. Firmeza en el modo de citar al toro, muleta adelante, torería y honradez, fueron hilvanando pases en redondo de bella factura y sobre todo sentimiento. Se empeñó además el Cid en cuajarlo también sobre la zurda, su baza fuerte en su tauromaquia, y a fe que lo consiguió. Naturales despacioso, templados, midiendo la embestida de la res que alcanzó su mayor emoción cuando la bamba de la muleta acarició el albero acompasando la embestida noble del animal. Trasteo completo de principio a fin. Con inicio, nudo y desenlace que convenció a los valencianos de la recuperación de este torero. Una lástima el fallo a espadas porque seguramente estuvo en su mano el doble trofeo, aun así el público pidió la oreja mayoritariamente y el palco, de nuevo presa del reglamento, tuvo que concederla sin miramientos.

Antes, con el primero dejó cincelado en el ruedo y ante el astado de Capea una nueva faena completa en su concepción y llena de torería, gusto, sabor, temple, despaciosidad y ciencia, que también hay ciencia en el toreo. Entendió perfectamente las carencias de la res dada su manifiesta justeza de fuerzas y con la muleta a media altura, sin molestarlo, templándolo, encelándolo y con torería cuajó un trasteo que llegó al tendido e hizo explotar de felicidad un Cid exultante, al acabar esta obra. Le bajó la mano en varias ocasiones, aun a riesgo de desmerecer el trasteo, llevándolo al natural, pero tuvo suerte y esos pases también dejaron su impronta torera prendida en el alma de los aficionados. Estocada entera y delantera con efecto rápido, que facilitó la concesión de una merecida oreja. Al final puerta grande.


El otro gran triunfador fue el extremeño Miguel Ángel Perera al cortar un trofeo en cada uno de sus toros y con ello conseguir abrir la puerta grande. Su paso por Valencia demostró la recuperación palpable de este diestro aunque bien es cierto que la concesión del trofeo en el quinto, aun con petición mayoritaria es también discutible. Una vez más la mayoría empujó al presidente, reglamento en mano, a concederla. Muy ajustada dicha concesión. En lo estrictamente taurino, nos gustó mucho más, ver a Perera en el segundo de la tarde que con el exigente y complicado quinto del festejo. Al segundo, de la ganadería de San Mateo, le cuajó una interesante lidia con un quite por tafalleras ayudando a la endeblez del animal que fueron jaleadas y celebradas por el público. Después, dictó una lección de cómo se debe entender el toro y administrarle su lidia total. Muleta a media altura, suave, con firmeza pero también con cadencia con los que hilvanó un trasteo completo por ambos pitones. Se le vio muy templado, muy centrado y asumiendo la responsabilidad de actuar en una plaza importante para él como es Valencia. Cuajó una tanda al natural de cante grande, suave, templado, sentido. Concluyendo el trasteo con un final muy ojedista con el que puso el corazón en un puño a la parroquia valenciana. Oreja ganada a ley.

Con el quinto poco pudo hacer. Estuvo firme y dispuesto buscando el triunfo que finalmente logró, pero no alcanzó las cotas que sí logró en el anterior astado. Trasteo más irregular pero de exposición y valentía, que solo alzó el vuelo en su final cuando protagonizó un arrimón de pavor entre los pitones. No fue un toro cierto, es más, buscaba y derrotada en cada una de sus acometidas y ante él, Perera se la jugó sin trampa ni cartón. De verdad. Aunque después se le fue la mano con un bajonazo y por ello, resulta muy discutible la concesión del trofeo a pesar de la petición mayoritaria. De nuevo, el palco en entredicho y la categoría de la plaza también. Puerta grande.


Completó el cartel Cayetano que demostró su disposición durante toda la tarde aunque se fue de vacío y bajo una división de opiniones. Declaración de intenciones yéndose a la puerta chiqueros en el tercero de la tarde y la gente con él. Solventó el trance con oficio y valentía para seguir toreando más liviano a la verónica. Después todo terminó cuando el toro se partió el pitón. Con el de Zalduendo bis, nada pudo hacer. Incierto también el de Domecq, lo más destacado lo firmó en el inicio de faena de rodillas pegado a las tablas y con toda la plaza volcada. Pero ahí terminó todo. Abrevió y punto y final. Nos quedamos con las ganas de ver ese gran toro de Capea que cerraba la tarde oficialmente, pero que fue devuelto precipitadamente a los corrales por una supuesta cojera.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO


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Valencia (6ª de abono): Manzanares malogra con la espada una importante puerta grande


Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011

Jueves 17 de marzo 2011 (6ª de abono)



Valencia (6ª de abono): Manzanares malogra con la espada una importante puerta grande


Valencia. Feria de fallas. 6ª de abono. 17 de marzo de 2011. Lleno. Tarde apacible con sol. Se lidiaron seis toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo desiguales de presentación con algunos muy justos de trapío. En líneas generales encierro con clase y nobleza pero con las fuerzas muy justas y alguno de ellos desrazados.

Morante de la Puebla, saludos y silencio.
José Mª Manzanares, oreja y saludos y tras aviso.
Daniel Luque, silencio en ambos.



Valencia (Esp.).- La excesiva generosidad con el toro de Cuvillo que hacía quinto, le pasó factura a José María Manzanares. Tenía en su estoque la puerta grande en Valencia, con la posibilidad de cortar un doble trofeo al noble y enclasado toro de Cuvillo pero finalmente el gozo y la esperanza del público en un pozo. El animal, justo de fuerzas condicionó la faena del alicantino, pero señores, qué final de faena. Necesitaba el joven diestro una actuación así en la capital levantina y a fe que lo logró. Al menos, redonda fue. Intensa en su final también. Y de emoción y gusto extraordinario, también. Faena completa en su concepción. Realizada con paciencia, ciencia, temple, tempo y buen son, cuidando la embestida del animal. Esas últimas tandas de trasteo, como les cuento, fueron de cincel y obra de arte.

Vale, es cierto también que tuvieron que ser tandas a media altura, cuidando la endeblez del astado pero una vez salvados estos inconvenientes con el acierto y oficio de Manzanares, lo que hizo José Mari fue orfebrería pura. Lo mejor de la feria en este final de faena. Mentón hendido y pegado al cuerpo, medio pecho llevando la embestida, gigante el torero toreando sobre las puntas de los pies y en eso, el mando y el temple de sus muñecas hicieron el resto. Genio. Simplemente genio en tarde de genios y pugna con el fenómeno de la Puebla.

Después, no se comprende esa ventaja dada al toro, recibiéndolo con los honores en la suerte suprema. No mereció nunca el de Cuvillo tal honor, pero así lo quiso el diestro y lamentablemente perdió el órdago.


Antes, con el segundo, ya dejó a las claras las ganas que tenía de dar ese paso más en su carrera, confirmado hoy, en Valencia. Se vació literalmente en busca del triunfo que le llegó con la concesión del único trofeo de la tarde. A este noble y enclasado astado, le cuajó una nueva faena cimentada en la paciencia, las ganas por agradar y sobre todo por interpretar el toreo que lleva dentro, sea como fuere la res. Flojo era el toro, es también verdad, pero con estos mimbres y teniendo en cuenta el comportamiento del animal, fue cuajando un trasteo completo por ambos pitones donde lo mejor vino en redondo y que estuvo rematado con una contundente estocada que por sí sola mereció el trofeo. El resto de su actuación ya la conocen, toreo de cante hondo, con un lamentable error a espadas.


El otro genio, el de la Puebla salió animoso en el primero de su lote, con lances a la verónica mecidos, templados, ganando terreno y con gusto. Todo el público quería ver a Morante y todos empujaron al maestro para deleitarse junto a él en una gran tarde de toros. Pero no llegó ese triunfo. Ya saben que las musas a veces abandonan al torero o bien el torero no lo ve claro o como en este caso, los toros, no le propiciaron las embestidas suficientemente idóneas para cincelar su arte y desnudar su alma. Cuando no lo vio claro en la muleta, decidió abreviar, aunque el inicio torero en el estribo, los pases en redondo acompañando la embestida y esos pellizcos o calambrazos que da el alma cuando ven al de la Puebla estirarse, se percibieron y vivieron. Bajó la intensidad del trasteo y después ya se vino todo abajo. Fallo a espadas y saludos justos desde la raya correspondiendo la cariñosa ovación del público.

Con el cuarto sí que no hubo forma de verle como la gente hubiera querido. Se le dio en exceso al toro en varas. Muy fuerte el tercio que sin duda pasó factura en el comportamiento del animal y así llegó él, sin humillar, sin gracia en la embestida, sin clase apenas y emoción. Con esos mimbres, este genio no se anduvo por las ramas y abrevió. Silencio.


El tercer espada anunciado, Daniel Luque dejó bien claro -no hay que negárselo- la disposición con la que vino a Valencia para dar la cara en uno de los carteles estrella de la feria. Con el noble y enclasado tercer toro, tuvo que hilvanar un trasteo voluntarioso y dominador ante un astado que se vino abajo también y se acabó rajando. Al final, fue tan poco lo que pudo decir ante la res, que el público le pidió que abreviase.

Cerró plaza un nuevo Cuvillo con clase, noble y calidad pero de nuevo justo de fuerzas. Tan es así, que terminó cortando el viaje, apagándose y siendo anodino en su embestida. Ante él, Luque estuvo otra vez dispuesto, valiente, entregado en busca de puntuar en plaza de primera, y concienciado de la oportunidad que se le brindó, pero finalmente no pudo ser. La estocada defectuosa le privó posiblemente de un triunfo mayor.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO



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