lunes, 15 de agosto de 2011

VALENCIA (2ª de abono): Puerta Grande para los novilleros sin picadores Cristian Climent y David González




Valencia (Esp.).- Cristian Climent se presentó en la plaza de toros de Valencia con el desparpajo y la frescura que uno espera encontrar en los chavales que empiezan; también con ese punto de picardía para saber buscarle las vueltas al eral cuando éste no anda precisamente sobrado de casta. Lógicamente, la capacidad de mejorar se le supone como el valor al soldado, pero lo hecho ayer en el coso de la calle Xàtiva, ilusiona a los parroquianos.

Con el primero de su lote, el de El Puig lo toreó con buen son por el pitón izquierdo, aprovechando la repetición y la calidad en las embestidas del eral, que buscaba como loco los adentros. Naturales llevando al toro metidito en la muleta y tirando de él con suavidad pero con un punto de rapidez; labor que, tras matarlo bien, fue premiada por el palco con la concesión de una oreja tras aviso. Con el que saltó en quinto lugar, otro eral manejable y mansito, se entendió mejor por el pitón derecho que por el izquierdo. El de Fuente Rey era más exigente por ese último y había que hacerle las cosas con decisión y muy seguido, sin apenas dudarle. La faena cobró vuelos a derechas y tras una estocada suficiente, el palco le otorgó la segunda oreja que le abría la puerta grande de par en par y, con ella, el camino de la esperanza.

David González también dejó buenas sensaciones en su debut en el «cap i casal». El madrileño demostró estar más toreado que sus otros dos compañeros de terna y resolvió la papeleta gracias a su mayor oficio delante de la cara de los erales de Fuente Rey. Al tercero de la tarde le planteó un trasteo medido y muy maduro en las formas para estar hablando de un becerrista. La faena se estructuró por el pitón derecho fundamentalmente. Tras pinchazo y estocada, su labor fue premiada con una oreja. Al que cerraba plaza, lo metió en la muleta gracias a su fe en el triunfo final. El de Fuente Rey se marchaba a tablas cada vez que podía y el madrileño supo sujetarlo en los medios para, de manera intermitente aunque eficaz, plantearle una obra de la que también obtuvo premio.

Santana, de vacío Peor suerte tuvo Antonio Santana. Cierto que pechó con el peor lote de la tarde, pero también que falló con la espada faenas con cierto son y mérito que, como las de sus compañeros, podían haber recibido mayor premio. El malagueño anduvo queriendo toda la tarde, pero le faltó confiar más en sus posibilidades. Al primero de la tarde le realizó una labor intermitente aunque interesante en algunos pasajes y con el cuarto acabó perdido por la falta de pujanza del eral.

Firmado: Ignacio García Campos
FUENTE: LEVANTE-EMV
Fotografía: Rafael MATEO

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