jueves, 24 de marzo de 2011

Valencia(5ª de abono): Cuatro toros, un milagro y un regalo


Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011

Miércoles 16 de Marzo (5ª de abono)



Valencia(5ª de abono): Cuatro toros, un milagro y un regalo


Valencia. Feria de Fallas. Miércoles 16 de marzo de 2011. 5ª de Fallas. Algo más de media entrada. Toros de Fuente Ymbro, bien presentados aunque de desiguales hechuras. Conjunto encastado entre los que destacó el más completo, el 2º, ovacionado en el arrastre. Noble y con clase aunque flojo el 3º; noble y a más el 5º; encastado y exigente el 6º. Más deslucidos 1º y 4º.

Curro Díaz, saludos en ambos.
Matías Tejela, silencio tras aviso y oreja.
Rubén Pinar, silencio en ambos.





Valencia (Esp.).- En términos pugilísticos, la corrida de Fuente Ymbro ha ganado a los puntos a Matías Tejela y Rubén Pinar, que han enlotado los cuatro toros con más posibilidades del encierro, cada uno con sus matices, con sus cualidades y defectos, pero todos con un fondo de casta que les ha permitido venirse arriba a lo largo de su lidia. Cuatro toros.

El que peor parado ha salido del sorteo ha sido el linarense Curro Díaz, que a su vez ha salido milagrosamente indemne tras sufrir una horrorosa voltereta al entrar a matar al cuarto toro, cayendo con todo el peso de su cuerpo sobre el cuello. La caída ha recordado a viejas tragedias aunque gracias a Dios todo ha quedado en un susto. Un milagro.

El único trofeo lo ha paseado Matías Tejela en el quinto, un toro que no ha acabado de definirse hasta el último tercio pero que ha terminado rompiendo a embestir con largura y temple por ambos pitones. La faena del diestro complutense no ha pasado de correcta, con demasiadas irregularidades en el trazo de las series y sin terminar de aprovechar las profundas embestidas que le regalaba el pupilo de Ricardo Gallardo. Si al conjunto le faltaba mucho para ser merecedor de una oreja, la estocada en los bajos terminó por restar valor a lo realizado por Tejela, que sin embargo vio como el dadivoso público valenciano le premiaba con una más que generosa oreja. Un regalo.

Antes, en su primero, Tejela sorteó el animal más completo del encierro de Fuente Ymbro. Un animal que cumplió en el caballo y que ya en banderillas comenzó a galopar y embestir con franqueza por ambos pitones. El madrileño se enfrascó en una faena sin estructura ni orden, amontonándose y sumando pases sin poco orden y concierto. Al trasteo le faltó unidad y un punto de reposo que nunca supo aplicar Matías Tejela. Son ya muchas las oportunidades dadas a un torero que no le salva la orejita conquistada en el mentado quinto.

Rubén Pinar ha enlotado un lote distinto, un primero noble y con clase y un sexto más encastado y exigente. Ese tercero fue un toro ancho de sienes que denotó flojedad en los primeros tercios pero que demostró tener un fondo de casta que le permitió seguir pidiendo guerra y regalando embestidas francas. Rubén Pinar no ha demostrado que el invierno le haya permitido evolucionar y madurar en su torero. Volvió a demostrar que tiene temple y sabe ligar los muletazos, pero sin embargo sigue asumiendo poco compromiso en los embroques. Para levantar algún aplauso tuvo que recurrir a los ya consabidos circulares. A pesar de una leve petición de oreja, finalmente el albaceteño se tuvo que conformar con saludar una ovación ya que se pinchó antes de agarrar la estocada definitiva.

El sexto fue un toro de apostar, encastado y nada fácil. Tuvo el defecto de esconder la cabeza entre las manos en los comienzos de las tandas, pero cuando se decidía a tirar para adelante se quería comer la muleta de Pinar. El joven diestro se ha mostrado afanoso pero al trasteo le ha faltado mayor continuidad y temple en esta ocasión. Falló a espadas y todo quedó en un silencio respetuoso.

Quien ha tenido el lote de menos prestaciones ha sido el linarense Curro Díaz. Su primero, un animal bien hecho, se aquerenció pronto y tuvo mejores principios que finales en sus embestidas. Curro brilló en un inspirado inicio de faena que no tuvo continuidad al irse quedando cada vez más corto el toro en sus embestidas.

El cuarto se desfondó pronto y Curro sólo pudo mostrarse pulcro y aseado en una labor en la que se le vio cómodo pero sin eco en los tendidos. La caída a la hora de agarrar la estocada, como ya contamos, pudo tener peores consecuencias que las que finalmente tuvo.

Texto: Sixto Naranjo
Fotografía: Rafael MATEO


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