miércoles, 16 de marzo de 2011

Valencia 2º de abono: Oreja para Paquirri y El Fandi


Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011

Domingo 13 de marzo 2011 (2ª de abono)



Valencia (2ª de fallas): Oreja para Paquirri y Fandi en el segundo festejo


Valencia. Feria de Fallas. 2º de abono. Tres cuartos de entrada. Se han lidiado cinco toros de Jandilla y uno (6º) de Vegahermosa desiguales de presentación. Encierro, en conjunto, bajo de casta, raza y con las fuerzas justas, muy deslucido. Sólo destacó el cuarto de la tarde con mejor son, nobleza y calidad. Fue un buen toro.

Paquirri, silencio y oreja.
El Fandi, silencio y oreja.
Alejandro Talavante, silencio y silencio tras dos avisos.



Valencia (Esp.).- Tarde sin historia la que se vivió en este segundo festejo de la feria fallera valenciana, a pesar de las dos orejas que cortaron Paquirri y Fandi en el cuarto y quinto toro de la tarde. Trofeos generosos, baratos, que nunca se debieron dar, atendiendo a una mínima exigencia desde el palco, máxime cuando estamos en una plaza de primera, y pesar de que con el reglamento en la mano, las dos peticiones fueran mayoritarias. Hay que ser más riguroso, por favor. Es cierto que fue la concesión del pueblo soberano, no hay discusión, pero con su decisión y comportamiento de hoy, ha hecho un flaco favor al prestigio de la plaza y a la historia de la tauromaquia en Valencia. Hacía tiempo que uno no salía tan descorazonado después de ver el esperpéntico espectáculo de premiar una faena efectista coronada con un memorable bajonazo y una faena ramplona, fácil, acelerada e irregular cuajada en la periferia, como lo fue la del quinto. Después de esto, casi no quedan fuerzas para defender una Fiesta que aun pienso que es inigualable.

El encierro de Domecq en sus dos hierros, Jandilla y Vegahermosa, resultó un muestrario desigual de presentación y muy bajos de casta y raza. Inservibles para la lidia dada la escasez de fuerzas los tres primeros del festejo. El cuarto fue el más claro de todos, con un buen comportamiento al tener más fuerzas, y ser noble, con clase y recorrido. Fue un buen toro. De igual modo que lo fue el quinto, aunque al final acabase parado. No fue, ciertamente la tarde de Domecq en Valencia que de nuevo dio al traste con un festejo que se presumía al menos festivo y amable. Así resulta muy complicado defender una fiesta que es preciso cuidar entre todos. Absolutamente entre todos. ¿Verdad Domecq?

En lo netamente artístico poca historia que contar de la terna actuante. El veterano Paquirri estuvo fiel a su concepto del toreo amable y sobre todo buscando la aprobación de la galería. Un público entregado a los encantos del matador que jalearon lo que se debía y lo que no. Con el deslucido que abrió plaza poco pudo hacer, es verdad. Faena sin emoción, muy voluntariosa que buscó agradar y no aburrir, más nada de ello se pudo conseguir. Y con el cuarto, el mejor del encierro, fue muy irregular en el planteamiento de la faena. Lo intentó por ambos pitones. Cierto. Y buscó cuajar tandas en redondo y al natural, más ninguno de los intentos fraguó en instantes llenos de arte o gusto. Nada de ello vimos a pesar de la amabilidad con la que jaleó el público la actuación de Paquirri. Gustó al público porque conectó con él, pero de toreo macizo, lleno de enjundia, gusto y señorío, nada de nada. El colofón vino además, con ese infame bajonazo. Aunque la sorpresa fue la oreja que se le concedió. Increíble pero cierto.

El otro triunfador fue el granadino Fandi ante el quinto de la tarde. Oreja como premio a un trasteo ligerito de pies, falto de colocación, cite en la periferia y conducción de la embestida por la afueras. Muy irregular en su ejecución. Aun así, miren por dónde, el público le premió con una oreja. No salimos aún, del asombro. Antes, con el segundo, lo más destacado vino con el recibo de capote, bullidor, alegre, acelerado. Actuación que siguió en la misma línea en banderillas para desembocar en una faena que nunca existió, a tenor de los desajustes entre toro y torero. Siempre por fuera, aliviando la embestida agónica del mulo de Jandilla, el diestro y la faena estuvo sin acople y sin hilván. Redondeó tamaña actuación un nuevo bajonazo en toda regla.

Y completó el cartel Alejandro Talavante que llegó con la expectación de sus actuaciones en Olivenza y la temporada americana, más nada de ello confirmó en plaza de primera. Silencio en el lote fue el resultado a una tarde en la que nunca se le vio confiado, seguro y convencido de lo que estaba intentando hacer ante la cara de estos Domecq. No convenció su paso por Valencia, quedando para otra ocasión la gran tarde que todos esperan en el coso de Monleón, similar al que cuajó hace varios años con corte de doble trofeo en fallas, antes de que reapareciese José Tomás. Una lástima. Habrá que esperar. ¡Qué tarde Dios mío!

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO


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