sábado, 25 de septiembre de 2010

Algemesí (6º de abono): Tres orejas y puerta grande para Emilio Huertas


lgemesí (Valencia). 6º festejo de abono. Semana Taurina. Casi lleno. Tres novillos del hierro de Carmen Lorenzo (1º, 3º de rejones y 5º) y dos novillos de San Pelayo (2º y 4º). Todos ellos bien presentados. Nobles y con calidad en líneas generales también adolecieron de fuerza algunos de ellos.

Thomas Duffau, ovación y oreja.
Emilio Huertas, oreja tras aviso y dos orejas.
El rejoneador, Rui Fernandes, oreja.



Algemesí (Valencia – España).- Por fin se abrió la puerta grande de la Semana de Bous para ver cruzar el umbral de la gloria a un novillero: Emilio Huertas. Ayer mismo, dejábamos patente en la crónica de la quinta de abono, la falta de actitud de la mayoría de los novilleros que hasta el momento habían pasado por esta feria. Novilleros que no sabían bien donde estaban o no conocían de manera certera el calado del ciclo dentro de la historia de las novilladas. Pero ha tenido que ser en la sexta de abono y con los novillos murubeños de Capea, en sus dos hierros, cuando al fin se ha visto una actuación entregada y convincente, de un novillero en busca del triunfo. Serio, el aviso a navegantes que ha dado el manchego Emilio Huertas.


Le precedía a Huertas, las buenas actuaciones de Zaragoza y Madrid en esta primera temporada como novillero con picadores y además llegaba con ese runrún del mundo del toro, que se genera ante el que acaba de arribar al escalafón y con humildad, pero hablando en el ruedo, va dando pasos firmes para crecer en la profesión. Y no ha defraudado. Ya con el primero de su lote, del hierro de San Pelayo, Emilio Huertas dejó su impronta de novillero a tener en cuenta. El pupilo del Capea, noble y con clase, embistió con buen son por ambos pitones y con una calidad que no abandonó en el transcurso de su lidia, facilitó a Huertas el poder cuajar un trasteo presidido por el temple, en el que hizo gala de una soltura y oficio interesantes, en un novillero que acaba de comenzar. Fue una lástima el fallo a espadas que le privó del doble trofeo pero aun así se logró dejar entreabierta la puerta grande. Con su segundo, del hierro también de San Pelayo, volvió a hacer gala de su bien aprendido oficio, cuajando un trasteo medido a las condiciones de la res. Un novillo más justo de fuerzas que se le quedó también corto en algunos pasajes, pero cuyo comportamiento supo entender aplicando en consecuencia la lidia y faena correcta. Trasteo en el que fue creciendo en dimensión e intensidad a medida que transcurría el tiempo, y que acabó con un final a más y una afición entregada, de verdad, al joven espada. Mató bien y a él le fueron a parar las dos orejas. El rotundo triunfo, le convierte por el momento, en el máximo triunfador del ciclo.


También dejó buena impresión el francés Duffau, aunque éste no pudo rematar su actuación para ser izado a hombros acompañando a Emilio Huertas. Recibió con temple al primero de su lote, para después, con la muleta, cuajar un trasteo en el que dejó muestras de sus progresos dentro del escalafón novilleril, con un toreo clásico. Faena por ambos pitones, en la que entendió y supo llevar al novillo de Carmen Lorenzo, el cual embistió también con clase como el resto de sus hermanos. Fue una lástima el fallo a espadas que le privó del trabajado trofeo. Y con el cuarto, un murube también con clase, tuvo que atacar más, para lograr el corte de orejas, lo que también condicionó un trasteo más ligero, marcado por la premura con la que quiso resolver la tarde. Estocada y oreja, que premió no solo esta actuación si no, su paso por este ciclo.


Completó cartel, el joven veterano rejoneador luso, Rui Fernandes. A él le fue a parar un manejable novillo en el que se pudo ver a un caballero que dominó la plaza, el escenario, la escena y la lidia de principio a fin. Con una buena cuadra como es la que lleva Fernandes, supo cuajar una interesante y vibrante lidia, a veces atacada de ansiedad, que no fue premiada con el doble trofeo por su fallo a espadas. Cortó un merecido trofeo.


Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO

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