miércoles, 28 de julio de 2010

Valencia (6ª de feria): Oreja para Rafaelillo y Sánchez con los de La Quinta



Valencia. 6º de abono. Corrida de toros. Un tercio justo de entrada. Se han lidiado seis toros de la ganadería de La Quinta bien presentados aunque algunos como el 2º excesivamente justo para una plaza de primera. En líneas generales fueron encastados, con nobleza y clase.

Angel de la Rosa, vuelta y silencio tras aviso.
Rafaelillo, oreja y saludos.
Tomás Sánchez, silencio y oreja tras aviso.

De la Rosa recibió un fuerte golpe al entrar a matar al primero, sin consecuencias. Tomás Sánchez también resultó volteado en el sexto, sin consecuencias. Destacó a caballo en el quinto del festejo, Juan J. Esquivel Pérez.


Valencia (Esp.).- Álvaro Martínez Conradi ha lidiado un interesante encierro en esta Feria de Julio levantina que con la de hoy, termina sus festejos mayores para esta temporada. Encierro terciado, serio, alguno como el segundo excesivamente anovillado pero que fueron en líneas generales encastados con nobleza y calidad en sus embestidas. Una corrida para lidiar antes de ponerse a torear y que quizás por no seguir ese axioma en casi todas las faenas, algunas de ellas no terminaron de levantar el vuelo. Hacia falta someter los astados de La Quinta que no terminaron de entregar sus vidas en casi ninguno de sus respectivos trasteos. Festejo interesante para al aficionado y el público en general, en el que la terna actuante tuvo que tirar de oficio, veteranía, paciencia, pulso y temple de espíritu, para superar también, el comportamiento cambiante de alguno de los astados y los parones que en más de una ocasión protagonizaron. En definitiva, un muestrario de reses que no dejaron indiferente a nadie y distrajeron al personal, en una feria donde pocos han sido los toros buenos e interesantes que hemos visto.

El más veterano del cartel, Ángel de la Rosa sorteó un primer toro ofensivo, que tuvo un comportamiento desigual en los dos primeros tercios y que llegó al último con no pocas complicaciones. Problemas que resolvió con mucho temple, suavidad y paciencia, de la Rosa, quien poco a poco y sin aburrirse, fue cuajando un trasteo donde lo más torero llegó al natural. El valenciano supo darle tiempo al toro para reponerse, distancia ajustada de las telas y alturas medidas para no molestar y así, hilvanó una obra de mucha calidad, abandono del toreo y buen gusto. También lo intentó en redondo pero, por este pitón el toro fue más incierto, mirón y complicado, sin entregar sus acometidas con franqueza. Se precipitó en la suerte suprema y eso le propinó un golpe seco en el pecho del que afortunadamente no hubo que lamentar mayores problemas. Estocada defectuosa y vuelta. Con el cuarto, otro ofensivo de La Quinta, mal picado y banderilleado, de la Rosa, volvió a basar su trasteo en el toreo al natural. La condición de parado y deslucido del toro, hizo que no llegara a prender el trasteo en el público, quizás porque a Ángel le faltó someter al comienzo a la res, para templarse posteriormente. No fue así y la faena transcurrió entre el buen gusto en la interpretación del natural y la suavidad del manejo de las telas. Silencio tras aviso.

El que sí que cortó trofeo fue el murciano Rafaelillo ante el anovillado segundo. Recibió al de La Quinta a la verónica con la rodilla genuflexa ganando terreno, atemperando la embestida y llevándolo, lo que propició los primeros aplausos del público. Pelea de la res desigual en el caballo pero se repuso en banderillas, con la cara por el suelo y el temple en su embestida. Tras el brindis, el murciano hilvanó un trasteo ligero de pies, sin excesivo acople pero con emoción. También aquí faltó sometimiento para atemperar al astado, más éste pecaba de justeza de fuerzas y de ahí que no le bajara en exceso la mano. Al final, el público valenciano premió la voluntad del diestro que remató con una soberbia estocada. Lo mejor de su actuación. Y con el quinto tuvo en sus manos salir a hombros en Valencia pero su mala espada le privó de un triunfo redondo. Fue en este toro donde se vio el puyazo de la feria. Citado de lejos el toro, con el caballo toreando y lanzando el palo, se vio un segundo puyazo de los que reconcilia al aficionado con la suerte de vara. A más el toro en el segundo tercio, con una gran actuación de la cuadrilla de Rafaelillo, de nuevo el diestro pecó de falta de aplomo para someter al de La Quinta y torearlo. Aún así, cuajó alguna tanda en redondo, vistosa y de buen trazo a la par que firme que gustó. Fue el momento en el que el diestro entendió que había que taparle la cara al toro, tirando de él, para que embistiera con entrega y rectitud.

Completó cartel Tomás Sánchez cuya actuación vino marcada por la sincera entrega, responsabilidad para estar delante de la cara de los toros y capacidad lidiadora. A sus dos toros los toreó de primeras por abajo para ahormar sus embestidas, cuajando dos recibos de capote vistosos, sobre todo el del tercero donde a la verónica le ganó terreno, lo llevó, lo templó y convenció. Recibo de emoción que gustó al público. Y después de dos tercios desafortunados de su cuadrilla, Sánchez cuajó un trasteo valiente en el que tuvo que vérselas con un comportamiento complicado de la res. Hasta tal punto fue así que por el pitón izquierdo avisó varias veces con muy malas intenciones. Silencio. Con el que cerró plaza Sánchez logró cortar un trofeo fraguado a base de entrega y pundonor. Lo mejor lo cuajó al natural con un toro venido a menos que se volvió incierto en sus últimas arrancadas. Faena llena de voluntad que tras la voltereta aparatosa que sufrió Tomás, tiño de épica la actuación del diestro premiada con una oreja tras una estocada entera.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografia: Rafael MATEO

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