miércoles, 28 de julio de 2010

Valencia (2ª de julio): Dos orejas para Arturo Saldívar



Plaza de Toros de Valencia. 2ª de la Feria de Julio. Novillada picada. Un cuarto de plaza. Se han lidiado seis novillos de Javier Molina de comportamiento desigual. El segundo fue un buen novillo con clase y recorrido que no se pudo ver en su dimensión. El cuarto tuvo clase y buen son por el izquierdo sin ser tan claro por el derecho. Se le premió, en exceso, con la vuelta al ruedo.

Arturo Saldívar, palmas y dos orejas con dos vueltas al ruedo.
El Melenas, silencio y silencio tras aviso.
Jesús Chover, tibias palmas tras aviso y silencio tras aviso.


Valencia (Esp.).- No fue hasta el cuarto de la tarde, cuando rodó el novillo de Javier Molina, el momento en el que se despertó la afición. Muerto el novillo a las manos de Saldívar le fueron a parar las dos orejas de este noble animal, después de lograr un trasteo con la muleta desigual aunque con entrega, voluntad y ganas. El de Molina, salió metiendo bien la cara en el recibo de capote, para llegar al caballo y plantear una pelea de manso, cabeceando, saliendo sin estilo de la montura y empujando después, en el segundo puyazo trasero, sin clase del que además salió suelto. De ahí que no se entienda la vuelta al ruedo póstuma de la res. Después en banderillas sí se vino arriba con clase, nobleza y son, sobre todo por el pitón izquierdo, lo que valió a su matador para cuajar un quite por talaveranas ajustadas muy toreras. Saldívar creyó en el triunfo y creyó en sí mismo -ahí estuvo la clave de su actuación en este novillo- y ya con la muleta se mantuvo firme hasta el final, en la consecución del triunfo. Faena de muchos pases, unos más lucidos y otros menos, donde lo mejor vino -sin duda- en varias tandas al natural, despaciosas, de mano baja, suavidad y ralentí. Lo contrario a lo que le ocurrió en redondo donde no se acopló hasta el final del trasteo. La estocada caída le valió para cortar un doble trofeo generoso en plaza de primera como lo es Valencia. Con el que abrió plaza nada pudo hacer ante un novillo carente de emoción, sin una arrancada meritoria, justo de raza, manso de tablas y descastado. Intentó por todos los medios cuajar faena, pero fue tan manso este de Molina que se acobardó, se echó y con él, se acabó cualquier posibilidad de triunfo. Eso sí, voluntad a Saldívar y paciencia no le faltaron. Leves palmas.

El Melenas por su parte tuvo en sus manos el novillo más claro, noble y franco en la embestida, de la tarde. Lo cantó desde el segundo tercio con los subalternos, y ya dejó entrever su condición en una pelea fija en el peto aunque desigual. Exigía la res unas muñecas suaves y firmes a la vez, además de un novillero con más corazón para plantearle la faena donde la inició, en el tercio, y no cambiarle los terrenos en varias ocasiones causando el desconcierto en el propio animal. Este segundo de la tarde fue un novillo con el que el diestro vibró e hizo vibrar a la afición en el inicio de faena. Con poder, sin obligar al astado pero con emoción cuajó lo mejor de su actuación, haciendo presagiar la realidad de un sueño. Pero todo quedó en una declaración de intenciones pues después comenzó hacer caso del callejón y ahí, anteponiendo los consejos a su cabeza delante de la cara del animal, perdió cualquier posibilidad de lucimiento. De seguir con el arrojo con el que comenzó la faena habría cortado trofeo, más al final se desdibujó y no hubo mayor gloria. Con el quinto todo fue voluntad, entrega y ganas por gustar pero no pudo hacer más. Sólo en el final del trasteo logró una meritoria tanda al natural.

Completó cartel Jesús Chover quien debutó con picadores con poca suerte. Voluntad, arrojo, ganas por agradar y dar espectáculo durante toda la tarde, no le faltaron. Quitó en el turno de sus compañeros y quitó en su lote. Lució en banderillas con más voluntad que reunión y lució en los dos recibos de capote. Y después en la muleta siempre intentó alzar el vuelo con dos novillos de poca emoción, parados y poco interés. No obtuvo trofeos como también pasó inédito pendiente de un nuevo vistazo.


Texto: Alfonso Sanfeliu
Fotografía: Rafael MATEO

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