jueves, 24 de marzo de 2011
Valencia (10ª de abono): Deslucida novillada matinal donde se vio el buen corte de Silveti y López Simón
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Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Domingo 20 de marzo 2011 (10ª de abono)
Valencia (10ª de abono): Deslucida novillada matinal donde se vio el buen corte de Silveti y López Simón
Valencia. Feria de Fallas. 10ª de abono. Novillada picada. 20 de marzo de 2011. Mañana soleada y apacible. Menos de un cuarto de entrada. Se han lidiado novillos de la ganadería Guadaira desiguales de presentación aunque bonitos, el 2º y el 5º más hechos. En líneas generales con clase y cierta calidad pero con poca fuerzas y justa raza y casta. Solo destacó el segundo, un novillo con más transmisión aunque también marcado por la justeza de fuerzas. El 3º y el 4º deslucidos y complicados.
Miguel Giménez, silencio y saludos.
Diego Silveti, saludos y saludos tras aviso.
López Simón, vuelta y saludos.
Valencia (Esp.).- El festejo matinal posterior a las fallas se dejó notar en el tendido de la plaza, al registrar tan sólo un cuarto justo de entrada. Mañana amable y fresquita en la que se pudo ver el estado de los novilleros actuantes, Miguel Giménez, Diego Silveti y López Simón. Tres estilos diferentes de entender y ver la vida, que pudieron cortar trofeos si no llega a ser por la espada y en algunas ocasiones por el comportamiento de los de Guadairas. Un encierro desigual de presentación, con cierta clase y nobleza pero justo de raza, casta y sobre todo, fuerzas. Resultaron complicados el 4º y 5º y fue un buen novillo el segundo.
Con este segundo, Diego Silveti a punto estuvo de lograr cortar trofeos, en una matinal que si acierta con la espada podría haber sido de puerta grande para el mejicano. Ante el novillo más serio, y con más trapío del encierro lo veroniqueó con temple, jugando los brazos con suavidad, ganando terreno y luciéndose con torería. Buen inicio capotero a un novillo que acudía con franqueza a las telas y lo hacia además con calidad y buen son. Quitó por chicuelinas ajustadas y con gusto torero, López Simón, que tuvo que bregar además, con el viento, muy impertinente durante la mañana y elemento condicionante de las lidias de estos muchachos antes sus respectivas reses. Con el novillo a más durante la lidia, llegó a la muleta con codicia templada, embistiendo con clase y repitiendo, lo que posibilitó que el mejicano se gustase y gustase en su interpretación del toreo. Tandas en redondo a más, con el novillero confiado y buscando el triunfo. También toreó al natural, pitón por el que el novillo se empleaba mejor, cuajando así un trasteo serio, completo y bien estructurado. Estuvo Silveti asentado y confiado. Buscó siempre el cite de frente. Interpretó su toreo clásico de buena factura, que lo hace apetecible para volverlo a ver. Lástimas el error con la espada porque habría cortado trofeo.
Con el otro, el quinto, otro novillo serio y cuajado, lo recibió a la verónica, luciéndose gracias a la calidad del animal y su buen son. Quite variado, después de la suerte de vara, correspondido con otro quite por tafalleras de López Simón a pies juntos y sin enmendar terreno. Llegó el novillo con franqueza y calidad al último tercio, pero con las fuerzas justas. Por eso tuvo que plantear una faena en la que cuidó del astado e intentó cuajar trasteo semejante al anterior. No fue posible. Y se convirtió en un último tercio donde predominó la valentía y disposición del novillero por encima de la res venida a menos. Lo intentó por ambos pitones exponiendo con el novillo finalmente, complicado. Estuvo valiente y si no llega a ser de nuevo, por el fallo a espadas, se le habría premiado con un trofeo.
Otro que destacó fue el novillero López Simón. Se le vio madurando ante la cara del novillo con un lote muy en la línea del encierro, nobles y con clase pero bajos de raza, casta y sobre todo, fuerzas. Estas últimas, las fuerzas, marcaron la lidia de la res y su posterior faena, logrando cuajar un trasteo donde lo más destacado vino en una tanda en redondo muy firme y con mucha voluntad. El novillo, deslucido, y el viento, molesto en este acto de la lidia, complicaron este trasteo largo pero valiente de López Simón. Fue difícil hacer una faena vibrante y de emoción. Y meritorio estuvo el novillero que con estas condiciones no se aburrió y siguió hasta el final buscando cualquier instante de lucimiento. Natural en pases sueltos de trazo bonito que se quedaron perdidos en una faena a la que le faltó hilván, como consecuencia de la falta de celo de la res. Se le pidió oreja mayoritaria e incomprensiblemente, el presidente no se la concedió.
Con el que cerró plaza lo recibió con la muleta de rodillas y en el centro del platillo, pero siempre se defendió el mansito jabonero, y por este motivo resultó complicado cuajar una faena con argumento, solidez y estructura. Siempre protestando en el embroque, la aparición del viento hizo el resto, para ser casi imposible poder lucirse con el descastado, desrazado y mansurrón Guadaira. No rompió a mejor la actuación y al final, solo pudo estar firme y con ganas.
La actuación del valenciano Miguel Giménez gustó en conjunto. Al primero de su lote lo recibió a la verónica buscando con temple y con gusto el lucimiento. Y le cuajó un trasteo en el que tuvo que medir las escasas fuerzas de la res y administrar la clase que tuvo en sus embestidas. Buen inicio torero, cuidándolo por abajo para continuar al natural llevándolo con soltura y con buenas maneras. Centrado durante toda la actuación fue bajando la mano hasta el límite para lograr un mayor lucimiento. Siempre tuvo que llevarlo sin apreturas para que no claudicara más pero aun así, fue cuajando faena de interés. Al natural también buscó la profundidad, de uno en uno, con clasicismo. Faena completa por ambos pitones que si no tuvo mayor emotividad fue por las condiciones del animal.
Y con su segundo, salió a resolver la tarde consciente de lo complicado que es esto y la oportunidad tan grande que es estar anunciado en una plaza como Valencia y en fallas. Larga cordobesa de rodillas seguidas de un ramillete de verónicas. Se le vio decidido y con muchas ganas de triunfar. Después, con la muleta, el mansito de Guadaira no ayudó más, por la poca fuerza que tenía. Comienzo torero y esforzado por abajo en tablas, con un viento molesto que condicionó el último acto de esta lidia. Lo intentó al natural y en redondo, siempre citando de frente y buscando la pureza, pero fue complicado hilvanar un trasteo compacto y con argumento. Faena sin coger vuelo, presidida por la voluntad de Giménez, que terminó siendo un intento de quiero y no puedo. A pesar de todo se le vio una cierta progresión.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO
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Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Domingo 20 de marzo 2011 (ultima de feria)
Valencia (ultima de abono): Oreja a la épica y valentía de Tomás Sánchez y Alberto Aguilar que resultó cogido
Valencia. Feria de Fallas. Ultimo festejo de abono. 20 de marzo de 2011. Tarde soleada y con frío y viento. Media plaza. Se han lidiado seis astados de la ganadería de Adolfo Martín muy bien presentados. La mayoría tuvo las fuerzas y la raza muy justas. 1º, con clase pero deslucido. 2º, complicado y deslucido tuvo un poco más de casta. 3º manso complicado sin emoción y con poca fuerza. 4º, inválido. 5º, con clase y temple aunque con las fuerzas justas que llegó complicado a la muleta. 6º con clase, nobleza y calidad en los primeros tercios, acabó siendo muy complicado en la muleta.
Rafaelillo, silencio en ambos.
Tomás Sánchez, oreja tras aviso y saludos tras dos avisos.
Alberto Aguilar, saludos tras aviso y oreja.
Valencia (Esp.).- Sabor agridulce en el festejo que servía como cierra a la feria de Falla 2011, el primer ciclo importante de la temporada recién estrenada. Todas las esperanzas del aficionado, después del ciclo que hemos vivido, con el oasis ganadero que fue la corrida de Fuente Ymbro, las tenían puestas en la corrida de Adolfo Martín, pero el gozo en un pozo porque no vimos el encierro que todos hubiésemos deseado ver. De presentación impecable para una plaza de primera, las intenciones de los de Adolfo Martin anduvieron muy desiguales y con un comportamiento de bajo perfil, poca raza y fuerzas justas. Solo dos complicados, pusieron el miedo en cuerpo a los presentes. Un resultado exiguo para una ganadería tan afamada y con tanta importancia. Incluso el cuarto, resultó un invalido que se echó en más de una ocasión ante el desespero del matador, aunque éste también colaboró en la caidita del animal con algún que otro latigazo hacia el suelo.
Con estos mimbres, la tarde fue de Tomás Sánchez y de Alberto Aguilar que se la jugaron de verdad ante tres toros exigentes y complicados, hasta el punto de resultar volteado sin consecuencias Sánchez y volteado con una cornada en la tibia el diestro madrileño, Aguilar.
El valenciano Tomás Sánchez paseó la oreja del segundo de la tarde. Un toro complicado al que le cuajó una faena cimentado sobre el amor propio, la valentía, las ganas de triunfo y el querer salir victorioso al precio que fuese. Hilvanó una faena entre el ay y el olé, donde los pases menos lucidos alternaron con otros de temple, sometimiento y corazón, sobre todo en el toreo en redondo. Así lo entendió el público y por ello, se entregó a la generosidad demostrada del torero, que desnudó su alma, entregando todo lo que tenía al respetable y al burel. Cuajó tandas por ambos pitones, unas mejor que otras pero fue la disposición con la que estuvo, sus ganas por cuajar la faena y salir catapultado de Valencia a otras plazas, lo que hizo que finalmente, tras una gran estocada lograse cortar una oreja.
Con la puerta grande medio abierta, llegó con el quinto dispuesto a rematar su tarde. Era consciente de la oportunidad que tenía con la televisión por medio y todo el mundo del toro pendiente de este último festejo. Por ello, salió a buscar el triunfo. Lanceó con garbó a la verónica en el recibo y lo templó en el capote mientras se desarrollaba la suerte de vara. El de Adolfo tenía clase y condición por ambos pitones y nada hacía sospechar que se convertiría en el toro complicado que terminamos viendo en la muleta. En este último acto de la lidia, Sánchez se vio desbordado por el complicado comportamiento de la res. Tobillero, de recorrido corto, con la presencia del viento y la cara siempre a media altura. Con estos mimbres tuvo que hacer faena. Un trasteo que se movió, de nuevo, en los parámetros de la épica más que del arte o de la finura, pero el toreo también es eso, domeñar la embestida aunque sea a mordiscos y así lo entendió Sánchez. Arrimón final, muy valiente, con un toro que lo cazó y le perdonó la cornada. Lástima el fallo a espadas porque esta vez sí, tenía la puerta grande lograda.
Peor parado salió Alberto Aguilar al final de la tarde, pues recibió una cornada en la tibia, del cinqueño pasado que saltó al ruedo para cerrar ciclo. A este lo recibió con una larga de rodillas animosa, seguida de un ramillete de verónicas aseadas y discretas. Se le picó trasero, como la mayoría del encierro de hoy, ¡qué mal picados por favor! y siguió el toro embistiendo, sin demostrar hasta el último tercio de su lidia, la guasa que tenía. Con la cara siempre a media altura, sin entregarse, mirando, incierto, desconfiado, le complicó la existencia al matador. Y el diestro tuvo que tirar mano del valor, del ánimo, del corazón y buscar un triunfo. Honradez, honestidad y responsabilidad, la que tuvo en este toro, pues no se aburrió buscando un lucimiento imposible. Logró lo mejor en el toreo en redondo en varias tandas, no así con la zurda donde el toro era más reservón y destemplado. Al final, sobrevino el percance y pasó a primer plano la épica del toreo. Con el diestro herido y el toro esperándolo para cazarlo, se desarrolló el último acto del ciclo. Mató mal y herido y por ello, el público soberano y sensible, premió su entrega con una oreja.
Antes, con el tercero, otro toro manso, parado, sin emoción ni transmisión, sólo pudo hilvanar un trasteo arrestoso y valiente. Con alguna tanda en redondo corta pero bonita. Aunque todo se quedó en voluntad y muchas ganas. Saludos después del arrastre del de Adolfo.
Completó cartel el diestro murciano Rafaelillo, que sorteó un lote manso, justo de fuerzas y de raza. Con el que abrió plaza, parado, soso, deslucido y sin gracia nada pudo hacer. Intentar una justificación de su cartel y poco más. Y con el cuarto, un inválido que se le echó varias veces en mitad de la faena de muleta, optó por abreviar ante un público molesto con la situación.
Concluyó de este modo este ciclo de la feria de fallas en la que se echó de menos la presencia de varios periodistas taurinos íntegros, objetivos y excelentes en su obrar profesional, sin los que la Fiesta es hoy menos objetiva, independiente y libre. A todos ellos, mi particular brindis en estas últimas líneas: esta feria, -Rafael, Sixto, Pilar, Mario, Dani y Carlos- fue por vosotros. En mayo, más.
PARTE MEDICO DE ALBERTO AGUILAR
"Después de la lidia del sexto toro, pasa a la enfermería Alberto Aguilar, que presenta una herida por asta de toro inciso-contusa de unos 10 centímetros de extensión, situada en la cara anterior de la pierna izquierda, que secciona piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis. Sección del músculo tibial anterior, contusión de la arteria tibial anterior y sección parcial del músculo flexor. Ha sido intervenido bajo anestesia local y sedación en la enfermería de la plaza. Pronóstico reservado. Se traslada al paciente a la Casa de la Salud" Firmado: Dr. Cristóbal Zaragozá
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO
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Valencia (8ª de abono): Leonardo Hernández abre la puerta grande en la matinal de San José
Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Sábado 19 de marzo 2011 (8ª de abono)
Valencia (8ª de abono): Leonardo Hernández abre la puerta grande en la matinal de San José
Valencia. Feria de Fallas. 8ª de abono. 19 de marzo de 2011. Tres cuartos de entrada. Se han lidiado seis astados de la ganadería de Fermín Bohórquez, lustrosos pero deslucidos en líneas generales. El mejor del encierro fue el 2º un gran toro para rejones, bravo, repetidor, codicioso y alegre con transmisión.
Rui Fernandes, oreja.
Andy Cartagena, saludos.
Álvaro Montes, saludos.
Sergio Galán, oreja.
Leonardo Hernández, dos orejas.
Manuel Lupi, saludos tras aviso.
Valencia (Esp.).- Puerta grande para Leonardo Hernández en la matinal de rejones en Valencia, después de una faena muy vibrante, entregada y sobretodo, muy inteligente. Dominio total del espectáculo y sentido de la lidia para ir administrando a la res lo que pedía en cada momento. Así fue el resultado, dos orejas en plaza de primera y en feria de primera.
Con este poderoso Bohórquez de salida, aunque parado a las primeras de cambio y marcada querencia a tablas fue encelándolo y desengañándolo hasta meterlo en faena. Poderoso cuando se arrancaba a la cabalgadura, Hernández estuvo muy firme y entregado, haciendo poco la embestida del animal. Una res que tenía clase y buen tranco así como fijeza cuando se venía. Bien en banderillas el rejoneador siempre buscó la pureza aunque en algunas ocasiones le faltó acople en el embroque. Crecido a medida que pasaba la lidia, el rejoneador estuvo muy inteligente anulando querencias en el centro. Final vibrante y puro en su ejecución con las banderillas a dos manos, alcanzó su culmen emocional con las cortas. La gente con él. Toda una lección de cómo leer un toro y como desarrollar el sentido del espectáculo en función de la res. Faena con argumento y alardes finales que pusieron al público valenciano en pie. Dos orejas y puerta grande.
Otro de los triunfadores de este amable festejo matinal, fue el portugués Rui Fernandes, al cortar una oreja al que abrió plaza después de cuajar una faena muy voluntariosa y alegre, a un toro que esperó siempre, no se empleaba y medía el caballo. Deslucido toda la tarde, se avivó en banderillas. Toro cerrado en tablas, el de Bohórquez, al que se le tuvo que anular querencias por su mansedumbre. Trasteo lucido, intentando cuajar siempre con pureza las suertes. Todo lo hizo el portugués. Con las rosas, colocó con más precisión ya con el toro vencido, cerrado en tablas y a la defensiva. Oreja.
También cortó trofeo el rejoneador Sergio Galán, tras una muy meritoria y merecida oreja ante un toro muy deslucido y agarrado al piso, que en nada colaboró con su rejoneador. Más tardo el toro, esperó desde principio el encuentro con la cabalgadura. Clavó arriba Galán en el rejón de salida con temple, pero el toro fue deslucido de salida. Faena más discreta pero con mucho fondo torero. Siempre intento cuajar con firmeza la faena, seria y de frente haciéndolo todo él. Momentos muy elegantes con las cabalgaduras, de alta escuela de doma en la preparación de las suertes. Lástima que el toro no acompañara. La gente con él tras una faena meritoria y muy entregada. Oreja.
El rejoneador de Benidorm, Andy Cartagena, tuvo en sus manos el doble trofeo y acompañar a hombros a Hernández si no llega a errar con el rejón de muerte. Logró cuajar una faena vibrante, alegre, serie también, y muy bien estructurada. Con un toro muy codicioso de salida, el mejor del festejo, lo templó, y paró, nada más salir de chiqueros. Los rejones de recibo estuvieron siempre colocados en el estribo y arriba, con pulcritud. Codicioso el de Bohórquez en cada una de sus arrancadas, Le anuló querencias sacándolo afuera y logró momentos vibrantes luciéndose en la suerte antes de clavar, con tres piruetas. Espectáculo de Andy muy entregado y alegre en su faena, con el mejor toro de Bohórquez. Solo pecó de desigual en la colocación de banderillas quizás por la alegría con la que atacó siempre cada suerte. Remató con las cortas y con el toro totalmente entregado y vencido en tablas. Rejón entero y trasero y el error con el descabello le privó de su doble trofeo.
Álvaro Montes volvió al ruedo después de un año de inactividad y lo hizo con honradez, seriedad y muchas ganas de reencontrarse con el público y con el toro. Prueba de ello fue el vibrante recibo con la garrocha, muy efectivo y muy templado dejando al de Bohórquez en el centro del ruedo. Toro con clase, nobleza y también codicia que fue a menos a medida que transcurrió su lidia. Fue quizás, el recibo, lo más estético de toda su actuación. Después la colocación de los rejones siempre fue reunido arriba de igual modo que las banderillas. El toro fue codicioso y con movilidad, lo cual se agradece y con él, pudimos ver a Montes en proceso de recuperación. Actuación cuajada casi toda en los medios con un par al violín que resultó muy vistoso. Acabó el animal acusando la exigencia de la lidia y, tardo en la suerte suprema se puco complicado. El mal manejo del rejón de muerte le privó de un trofeo. La sensación fue que Álvaro llegará a su nivel en tan solo unos festejos más. Seguro.
Completó cartel el portugués Manuel Lupi con un trasteo animoso, lleno de temple y con momentos de calidad. Muy templado en banderillas con otro toro parado de Bohórquez siempre intentó interpretar el toreo haciendo las cosas de frente y con suavidad. Clavó reunido, arriba y luciéndose aunque igual le faltó un punto de mayor transmisión y conexión con el público. Aun así, resultó interesante ver a este rejoneador más nuevo.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO
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Valencia (9ª de abono): Oreja importante para Castella en una desastrosa tarde marcada por la mala corrida de Las Ramblas
Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Sábado 19 de marzo 2011 (9ª de abono)
Valencia (9ª de abono): Oreja importante para Castella en una desastrosa tarde marcada por la mala corrida de Las Ramblas
Valencia. Feria de Fallas. 9ª de abono. 19 de marzo de 2011. Lleno. Tarde soleada y apacible. Se han lidiado seis toros de la ganadería de Las Ramblas, el tercero como sobrero pero del mismo hierro. Muy justos de presentación. Mansos en líneas generales, con poca raza, casta y fuerzas. Sólo sirvió el sexto que tuvo clase, buen son y transmisión. Se desmonteró en el sexto después de parear con vistosidad y entrega, Francisco Aragón Ambel.
Juan Mora, silencio en ambos.
Enrique Ponce, saludos tras aviso y división de opiniones.
Sebastián Castella, silencio y oreja con petición.
Valencia (Esp.).- Tuvo que salir el sexto de la tarde y un enrazado y dispuesto Sebastián Castella para levantar una tarde horrorosamente plomiza. La muestra es que con un toro justo de presentación pero con clase, nobleza y sobre todo, franqueza en sus embestidas para acometer desde la largura, el bendito público que llenó el coso valenciano, se entregó sin pensárselo dos veces a la labor del diestro francés.
Con este astado de Las Ramblas, el galo cuajó un quite por chicuelinas ajustadas, templadas y muy firmes que fueron jaleadas con auténtica pasión por un público ansioso por ver triunfar -al menos- a uno de los diestros actuantes. Quite importante que dejó muestras del ánimo con el que salió Castella con la tarde ya vencida. A la fiesta a este sexto, se le sumó el banderillero Francisco Aragón Ambel, con dos pares importantes, dejándose ver y muy toreros, que por clavar arriba y reunidos, le valieron saludar montera en mano. Y a partir de ahí, brindis al respetable e inicio en el centro del ruedo con pases cambiados por la espalda seguidos de varios derechazos sin enmendar el terreno, que pusieron la plaza boca abajo. Se le rindió el agradecido público al galo que, inteligente como es, planteó una faena en la que alternó momentos más profundos de toreo con otros más vistosos y electrizantes. Tandas en redondo dándole distancia al animal que se venía franco al cite y con clase, para continuar con derechazos de bello trazo aunque con la muleta a media altura. La expectación con la que se siguió la faena fue in crescendo y por ello, lo intentó también, aunque con menor fortuna, al natural. Faena compacta, enrazada, mostrando la mejor versión de Castella que sometió al animal con guante de seda. La estocada media y el certero descabello le sirvió, para lograr una oreja ganada con mucha entrega y verdad.
En su primero bis, nada pudo hacer. Deslucido, sin clase ni emoción, buscó cuajar faena, donde haberla encontrado hubiese sido un milagro. Siempre a la defensiva, manseando, protestando en cada arrancada y con la mirada puesta en el matador, resultó imposible cuajar trasteo.
El resto del festejo siguió en la línea del tercero bis lidiado por Castella. Fue todo un despropósito la lidia de los toros de Las Ramblas, que juega muy a la contra de la propia fiesta. De nuevo, con la televisión por medio, las figuras en el cartel y el día de San José en el epicentro informativo, la fiesta sufrió un tremendo bajonazo con semejante encierro de Las Ramblas. Trapío escaso y todo un muestrario de reses mansas, descastadas y desrazadas. Sólo se salvó ese sexto, pero porque como reza el refranero español, “en el país de los ciegos, el tuerto es el rey”. Lamentable, un encierro así, y lamentable e incomprensible también, que las figuras elijan ganaderías de este tipo para compromisos tan importantes y delicados.
Con el primero del festejo, manso, complicado y con genio, poco pudo hacer Juan Mora. El astado nunca descolgó por su mala morfología, y con él, Mora solo pudo dejar retazos de su torero como un pase de la firma muy pinturero. Incomodo el toro en su embestida, abrevió la faena. Después, con el cuarto tampoco pudo hacer mucho. Un astado mejor presentado que los anteriores, pero sin gracia en sus acometidas, ni en la forma de meter la cara ni emplearse. Flojo como también fue, solo quedó para el recuerdo, dos verónicas mecidas, estéticamente pulcras y sentidas, que el veterano diestro interpretó en el quite. Ese fue el recuerdo de su actuación, ya que con la muleta, nada pudo hacer. Llegó defendiéndose como manso que fue el de Las Ramblas, y decidió finalmente abreviar de nuevo la actuación, muy a su pesar. Silencio.
El valenciano Enrique Ponce se fue de vacío del festejo más importante de las fallas y de su feria, en la que ha sido el único espada que ha hecho doblete. No se explica cómo se anuncia con ganado de tan pocas garantías y lo que es peor, se presenta ante la afición valenciana con astados tan pésimamente presentados. No merece la afición espectáculo como el de hoy ni trato como el de hoy, donde se quiere ver a Ponce con toros bien presentados, con trapío acorde a la plaza de Valencia, con romana acorde a la feria de primera que es y con reses de mayor garantía en su comportamiento. Se molestó el público con él en el cuarto y con razón, pues espectáculo como el de hoy, en tarde tan importante, hacen flaco favor a la defensa de la Fiesta. Con un lote manso, descastado, desigual de trapío y sin fuerzas, compuso dos trasteos a los que les faltó la identidad que da el toro a la obra y les faltó también, la emoción del toro bravo. Al primero de su lote le firmó una faena plana, sin vistosidad, ni emoción, donde lo mejor fue la gran estocada con la que despachó la res. Y con el quinto, de nuevo el desastre ganadero y el desespero del valenciano. Justo de trapío, con poca romana e incómodo de comportamiento, Enrique Ponce no pudo hacer faena. Asumió él toda la lidia de este toro como muestra de su compromiso con la afición o para tapar el sainete que dio su cuadrilla en el segundo de la tarde. Pero ningún esfuerzo sirvió para mejorar su actuación. La res terminó parada, y Ponce no tuvo más remedio que abreviar su actuación con un público desesperado y enojado que no dudó en mostrar su enfado con las opiniones divididas.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafel MATEO
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Valencia (7ª de abono): Puerta grande para El Cid y Miguel Ángel Perera con un buen encierro de Capea
Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Viernes 18 de marzo 2011 (7ª de abono)
Valencia (7ª de abono): Puerta grande para El Cid y Miguel Ángel Perera con un buen encierro de Capea
Valencia. Feria de Fallas. 7ª de abono. 18 de marzo de 2011. Casi lleno. Tarde soleada y apacible. Se han lidiado tres toros del hierro de San Mateo (1º, 2º y 4º), dos de la ganadería de San Pelayo (3º y 5º) y el 6º bis del hierro de Zalduendo. Toros desiguales de presentación. Nobles y con clase en conjunto, tuvieron casta y raza para reponerse durante la lidia. Alguno de ellos, con la fuerza más justa. El 4º de la tarde encastado y bravo. El 5º de San Pelayo exigente pero interesante y 6º bis de Zalduendo, complicado.
Manuel Jesús “El Cid”, oreja y oreja tras aviso.
Miguel Ángel Perera, oreja y oreja tras aviso.
Cayetano, ovación y división de opiniones al abandonar el ruedo.
Valencia (Esp.).- Manuel Jesús “El Cid” y Miguel Ángel Perera son los dos nombres propios de este séptimo festejo fallero, después de descerrajar la puerta grande del coso levantino. Dos actuaciones premiadas con una oreja en cada uno de sus toros que fueron seguidas con expectación y entrega por el amable público valenciano. También triunfó el Capea con cinco buenos toros que tuvieron mucha clase y nobleza a la par que casta para soportar la lidia, si bien es cierto que también tuvieron algunos las fuerzas ajustadas.
Con el mejor de los de Capea, bajo el hierro de San Mateo, el cuarto, el Cid cuajó un trasteo donde cuidó al animal, llevándolo siempre muy suave y templado y con la tela a media altura hasta que pudo bajarle la mano. Fue faena de paciencia, de pulso, de calma y no desespero, que cuajó en una actuación interesante y plástica, a medida que se iba desarrollando la misma. Firmeza en el modo de citar al toro, muleta adelante, torería y honradez, fueron hilvanando pases en redondo de bella factura y sobre todo sentimiento. Se empeñó además el Cid en cuajarlo también sobre la zurda, su baza fuerte en su tauromaquia, y a fe que lo consiguió. Naturales despacioso, templados, midiendo la embestida de la res que alcanzó su mayor emoción cuando la bamba de la muleta acarició el albero acompasando la embestida noble del animal. Trasteo completo de principio a fin. Con inicio, nudo y desenlace que convenció a los valencianos de la recuperación de este torero. Una lástima el fallo a espadas porque seguramente estuvo en su mano el doble trofeo, aun así el público pidió la oreja mayoritariamente y el palco, de nuevo presa del reglamento, tuvo que concederla sin miramientos.
Antes, con el primero dejó cincelado en el ruedo y ante el astado de Capea una nueva faena completa en su concepción y llena de torería, gusto, sabor, temple, despaciosidad y ciencia, que también hay ciencia en el toreo. Entendió perfectamente las carencias de la res dada su manifiesta justeza de fuerzas y con la muleta a media altura, sin molestarlo, templándolo, encelándolo y con torería cuajó un trasteo que llegó al tendido e hizo explotar de felicidad un Cid exultante, al acabar esta obra. Le bajó la mano en varias ocasiones, aun a riesgo de desmerecer el trasteo, llevándolo al natural, pero tuvo suerte y esos pases también dejaron su impronta torera prendida en el alma de los aficionados. Estocada entera y delantera con efecto rápido, que facilitó la concesión de una merecida oreja. Al final puerta grande.
El otro gran triunfador fue el extremeño Miguel Ángel Perera al cortar un trofeo en cada uno de sus toros y con ello conseguir abrir la puerta grande. Su paso por Valencia demostró la recuperación palpable de este diestro aunque bien es cierto que la concesión del trofeo en el quinto, aun con petición mayoritaria es también discutible. Una vez más la mayoría empujó al presidente, reglamento en mano, a concederla. Muy ajustada dicha concesión. En lo estrictamente taurino, nos gustó mucho más, ver a Perera en el segundo de la tarde que con el exigente y complicado quinto del festejo. Al segundo, de la ganadería de San Mateo, le cuajó una interesante lidia con un quite por tafalleras ayudando a la endeblez del animal que fueron jaleadas y celebradas por el público. Después, dictó una lección de cómo se debe entender el toro y administrarle su lidia total. Muleta a media altura, suave, con firmeza pero también con cadencia con los que hilvanó un trasteo completo por ambos pitones. Se le vio muy templado, muy centrado y asumiendo la responsabilidad de actuar en una plaza importante para él como es Valencia. Cuajó una tanda al natural de cante grande, suave, templado, sentido. Concluyendo el trasteo con un final muy ojedista con el que puso el corazón en un puño a la parroquia valenciana. Oreja ganada a ley.
Con el quinto poco pudo hacer. Estuvo firme y dispuesto buscando el triunfo que finalmente logró, pero no alcanzó las cotas que sí logró en el anterior astado. Trasteo más irregular pero de exposición y valentía, que solo alzó el vuelo en su final cuando protagonizó un arrimón de pavor entre los pitones. No fue un toro cierto, es más, buscaba y derrotada en cada una de sus acometidas y ante él, Perera se la jugó sin trampa ni cartón. De verdad. Aunque después se le fue la mano con un bajonazo y por ello, resulta muy discutible la concesión del trofeo a pesar de la petición mayoritaria. De nuevo, el palco en entredicho y la categoría de la plaza también. Puerta grande.
Completó el cartel Cayetano que demostró su disposición durante toda la tarde aunque se fue de vacío y bajo una división de opiniones. Declaración de intenciones yéndose a la puerta chiqueros en el tercero de la tarde y la gente con él. Solventó el trance con oficio y valentía para seguir toreando más liviano a la verónica. Después todo terminó cuando el toro se partió el pitón. Con el de Zalduendo bis, nada pudo hacer. Incierto también el de Domecq, lo más destacado lo firmó en el inicio de faena de rodillas pegado a las tablas y con toda la plaza volcada. Pero ahí terminó todo. Abrevió y punto y final. Nos quedamos con las ganas de ver ese gran toro de Capea que cerraba la tarde oficialmente, pero que fue devuelto precipitadamente a los corrales por una supuesta cojera.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO
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Valencia (6ª de abono): Manzanares malogra con la espada una importante puerta grande
Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Jueves 17 de marzo 2011 (6ª de abono)
Valencia (6ª de abono): Manzanares malogra con la espada una importante puerta grande
Valencia. Feria de fallas. 6ª de abono. 17 de marzo de 2011. Lleno. Tarde apacible con sol. Se lidiaron seis toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo desiguales de presentación con algunos muy justos de trapío. En líneas generales encierro con clase y nobleza pero con las fuerzas muy justas y alguno de ellos desrazados.
Morante de la Puebla, saludos y silencio.
José Mª Manzanares, oreja y saludos y tras aviso.
Daniel Luque, silencio en ambos.
Valencia (Esp.).- La excesiva generosidad con el toro de Cuvillo que hacía quinto, le pasó factura a José María Manzanares. Tenía en su estoque la puerta grande en Valencia, con la posibilidad de cortar un doble trofeo al noble y enclasado toro de Cuvillo pero finalmente el gozo y la esperanza del público en un pozo. El animal, justo de fuerzas condicionó la faena del alicantino, pero señores, qué final de faena. Necesitaba el joven diestro una actuación así en la capital levantina y a fe que lo logró. Al menos, redonda fue. Intensa en su final también. Y de emoción y gusto extraordinario, también. Faena completa en su concepción. Realizada con paciencia, ciencia, temple, tempo y buen son, cuidando la embestida del animal. Esas últimas tandas de trasteo, como les cuento, fueron de cincel y obra de arte.
Vale, es cierto también que tuvieron que ser tandas a media altura, cuidando la endeblez del astado pero una vez salvados estos inconvenientes con el acierto y oficio de Manzanares, lo que hizo José Mari fue orfebrería pura. Lo mejor de la feria en este final de faena. Mentón hendido y pegado al cuerpo, medio pecho llevando la embestida, gigante el torero toreando sobre las puntas de los pies y en eso, el mando y el temple de sus muñecas hicieron el resto. Genio. Simplemente genio en tarde de genios y pugna con el fenómeno de la Puebla.
Después, no se comprende esa ventaja dada al toro, recibiéndolo con los honores en la suerte suprema. No mereció nunca el de Cuvillo tal honor, pero así lo quiso el diestro y lamentablemente perdió el órdago.
Antes, con el segundo, ya dejó a las claras las ganas que tenía de dar ese paso más en su carrera, confirmado hoy, en Valencia. Se vació literalmente en busca del triunfo que le llegó con la concesión del único trofeo de la tarde. A este noble y enclasado astado, le cuajó una nueva faena cimentada en la paciencia, las ganas por agradar y sobre todo por interpretar el toreo que lleva dentro, sea como fuere la res. Flojo era el toro, es también verdad, pero con estos mimbres y teniendo en cuenta el comportamiento del animal, fue cuajando un trasteo completo por ambos pitones donde lo mejor vino en redondo y que estuvo rematado con una contundente estocada que por sí sola mereció el trofeo. El resto de su actuación ya la conocen, toreo de cante hondo, con un lamentable error a espadas.
El otro genio, el de la Puebla salió animoso en el primero de su lote, con lances a la verónica mecidos, templados, ganando terreno y con gusto. Todo el público quería ver a Morante y todos empujaron al maestro para deleitarse junto a él en una gran tarde de toros. Pero no llegó ese triunfo. Ya saben que las musas a veces abandonan al torero o bien el torero no lo ve claro o como en este caso, los toros, no le propiciaron las embestidas suficientemente idóneas para cincelar su arte y desnudar su alma. Cuando no lo vio claro en la muleta, decidió abreviar, aunque el inicio torero en el estribo, los pases en redondo acompañando la embestida y esos pellizcos o calambrazos que da el alma cuando ven al de la Puebla estirarse, se percibieron y vivieron. Bajó la intensidad del trasteo y después ya se vino todo abajo. Fallo a espadas y saludos justos desde la raya correspondiendo la cariñosa ovación del público.
Con el cuarto sí que no hubo forma de verle como la gente hubiera querido. Se le dio en exceso al toro en varas. Muy fuerte el tercio que sin duda pasó factura en el comportamiento del animal y así llegó él, sin humillar, sin gracia en la embestida, sin clase apenas y emoción. Con esos mimbres, este genio no se anduvo por las ramas y abrevió. Silencio.
El tercer espada anunciado, Daniel Luque dejó bien claro -no hay que negárselo- la disposición con la que vino a Valencia para dar la cara en uno de los carteles estrella de la feria. Con el noble y enclasado tercer toro, tuvo que hilvanar un trasteo voluntarioso y dominador ante un astado que se vino abajo también y se acabó rajando. Al final, fue tan poco lo que pudo decir ante la res, que el público le pidió que abreviase.
Cerró plaza un nuevo Cuvillo con clase, noble y calidad pero de nuevo justo de fuerzas. Tan es así, que terminó cortando el viaje, apagándose y siendo anodino en su embestida. Ante él, Luque estuvo otra vez dispuesto, valiente, entregado en busca de puntuar en plaza de primera, y concienciado de la oportunidad que se le brindó, pero finalmente no pudo ser. La estocada defectuosa le privó posiblemente de un triunfo mayor.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO
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Valencia(5ª de abono): Cuatro toros, un milagro y un regalo
Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Miércoles 16 de Marzo (5ª de abono)
Valencia(5ª de abono): Cuatro toros, un milagro y un regalo
Valencia. Feria de Fallas. Miércoles 16 de marzo de 2011. 5ª de Fallas. Algo más de media entrada. Toros de Fuente Ymbro, bien presentados aunque de desiguales hechuras. Conjunto encastado entre los que destacó el más completo, el 2º, ovacionado en el arrastre. Noble y con clase aunque flojo el 3º; noble y a más el 5º; encastado y exigente el 6º. Más deslucidos 1º y 4º.
Curro Díaz, saludos en ambos.
Matías Tejela, silencio tras aviso y oreja.
Rubén Pinar, silencio en ambos.
Valencia (Esp.).- En términos pugilísticos, la corrida de Fuente Ymbro ha ganado a los puntos a Matías Tejela y Rubén Pinar, que han enlotado los cuatro toros con más posibilidades del encierro, cada uno con sus matices, con sus cualidades y defectos, pero todos con un fondo de casta que les ha permitido venirse arriba a lo largo de su lidia. Cuatro toros.
El que peor parado ha salido del sorteo ha sido el linarense Curro Díaz, que a su vez ha salido milagrosamente indemne tras sufrir una horrorosa voltereta al entrar a matar al cuarto toro, cayendo con todo el peso de su cuerpo sobre el cuello. La caída ha recordado a viejas tragedias aunque gracias a Dios todo ha quedado en un susto. Un milagro.
El único trofeo lo ha paseado Matías Tejela en el quinto, un toro que no ha acabado de definirse hasta el último tercio pero que ha terminado rompiendo a embestir con largura y temple por ambos pitones. La faena del diestro complutense no ha pasado de correcta, con demasiadas irregularidades en el trazo de las series y sin terminar de aprovechar las profundas embestidas que le regalaba el pupilo de Ricardo Gallardo. Si al conjunto le faltaba mucho para ser merecedor de una oreja, la estocada en los bajos terminó por restar valor a lo realizado por Tejela, que sin embargo vio como el dadivoso público valenciano le premiaba con una más que generosa oreja. Un regalo.
Antes, en su primero, Tejela sorteó el animal más completo del encierro de Fuente Ymbro. Un animal que cumplió en el caballo y que ya en banderillas comenzó a galopar y embestir con franqueza por ambos pitones. El madrileño se enfrascó en una faena sin estructura ni orden, amontonándose y sumando pases sin poco orden y concierto. Al trasteo le faltó unidad y un punto de reposo que nunca supo aplicar Matías Tejela. Son ya muchas las oportunidades dadas a un torero que no le salva la orejita conquistada en el mentado quinto.
Rubén Pinar ha enlotado un lote distinto, un primero noble y con clase y un sexto más encastado y exigente. Ese tercero fue un toro ancho de sienes que denotó flojedad en los primeros tercios pero que demostró tener un fondo de casta que le permitió seguir pidiendo guerra y regalando embestidas francas. Rubén Pinar no ha demostrado que el invierno le haya permitido evolucionar y madurar en su torero. Volvió a demostrar que tiene temple y sabe ligar los muletazos, pero sin embargo sigue asumiendo poco compromiso en los embroques. Para levantar algún aplauso tuvo que recurrir a los ya consabidos circulares. A pesar de una leve petición de oreja, finalmente el albaceteño se tuvo que conformar con saludar una ovación ya que se pinchó antes de agarrar la estocada definitiva.
El sexto fue un toro de apostar, encastado y nada fácil. Tuvo el defecto de esconder la cabeza entre las manos en los comienzos de las tandas, pero cuando se decidía a tirar para adelante se quería comer la muleta de Pinar. El joven diestro se ha mostrado afanoso pero al trasteo le ha faltado mayor continuidad y temple en esta ocasión. Falló a espadas y todo quedó en un silencio respetuoso.
Quien ha tenido el lote de menos prestaciones ha sido el linarense Curro Díaz. Su primero, un animal bien hecho, se aquerenció pronto y tuvo mejores principios que finales en sus embestidas. Curro brilló en un inspirado inicio de faena que no tuvo continuidad al irse quedando cada vez más corto el toro en sus embestidas.
El cuarto se desfondó pronto y Curro sólo pudo mostrarse pulcro y aseado en una labor en la que se le vio cómodo pero sin eco en los tendidos. La caída a la hora de agarrar la estocada, como ya contamos, pudo tener peores consecuencias que las que finalmente tuvo.
Texto: Sixto Naranjo
Fotografía: Rafael MATEO
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miércoles, 16 de marzo de 2011
Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Martes 15 de marzo 2011(4ª de abono)
Valencia (4ª de abono): Oreja para Juan Bautista y Leandro con los de Alcurrucén
Valencia. Feria de Fallas. 4º festejo de abono. 15 de marzo de 2011. Media plaza. Se han lidiado seis toros de la ganadería de Alcurrucén bien presentados y con cuajo. Serio encierro. De comportamiento desigual, fueron mansos en el caballo prácticamente todos. El tercero, el quinto y el sexto se dejaron torear y tuvieron clase.
Miguel Abellán, silencio tras aviso y silencio.
Juan Bautista, silencio y oreja.
Leandro, silencio tras aviso y oreja tras aviso.
Valencia (Esp.).- El cuarto festejo de la feria de fallas se medio-arregló al final con los dos toros lidiados en quinto y sexto lugar, si bien hubo alguno más que en mejores condiciones climáticas -con nada de viento- hubieran servido y lucido. Encierro de Alcurrucén, excelentemente presentado, con variedad de morfología dentro del propio encaste, pero que no resultó todo lo bueno que hubiésemos deseado. Mansos en líneas generales en el caballo, también es cierto que tuvieron clase en el último tercio, sobre todo el tercero, el quinto y el sexto, dejando estar a sus matadores ante sus caras.
El vallisoletano Leandro a punto estuvo de salir a hombros si no llega a fallar con la espada en el tercero de la tarde, pues a él fue a parar el mejor lote del festejo. El estrepitoso error con la tizona aún debe estar lamentándolo por marchársele ese triunfo. No obstante, Leandro volvió a dejar muestras de su buen concepto del toreo y su forma de interpretarlo, con gusto, con finura y pulcritud. A este tercero intentó con suerte irregular, encontrar el lucimiento pero el comportamiento del toro, que llegó con las fuerzas justas, hizo que al final no pudiese cuajar un trasteo de altura. Lo mejor lo hizo al natural en varias tandas en las que le bajó la mano, lo templó y se gustó. Faena bonita en conjunto y templada. Después, se estropeó todo con el acero.
Con el que cerró plaza, también con calidad y buen son en la muleta, cuajó un trasteo emotivo y de buen trazo, muy jaleado por un público amable y agradecido al esfuerzo y la generosidad del espada. No obstante casi nunca pudo bajarle la mano convincentemente porque el toro anduvo sin definirse en la embestida y con las fuerzas más justas. La estocada entera y ese regusto que dejó en el público valenciano le valió para pasear un trofeo.
El otro triunfador del festejo fue el francés Juan Bautista después de animarse a cuajar trasteo con el enclasado y templado quinto. Faena en la que los mejores momentos vinieron en el toreo en redondo y que tras una estocada logró alcanzar el premio. Antes, con el segundo, ya dejó su impronta de torero clásico como lo es -todos lo sabemos-, comenzando la faena llevándolo por bajo, templado, con dominio y sometimiento que hizo presagiar un trasteo lleno de buen toreo, pero que terminó diluido porque al astado le falto resolver en el último tranco.
El más veterano, Miguel Abellán tuvo que pelearse en el que abrió plaza contra el viento y contra la res, realizando un esfuerzo honesto y honrado por justificar su cartel y trayectoria. No dudó en sobarlo hasta poder robarle algún momento bueno y no hay que apuntar ningún pero a su actuación, pues suficiente hizo con pechar con un toro justo de fuerzas y manso, además de vérselas con un viento huracanado que mandaba sobra la muleta como su fuese un papel. Con el cuarto tampoco pudo hacer mucho, intentándolo en el toreo al natural. Dispuesto toda la tarde, terminó su actuación con la sensación, al menos, de no haber dado un paso atrás en su recuperación. Otra vez habrá más suerte.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotógrafo: Rafael MATEO
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Lunes 14 de marzo 2011 (3ª de abono)
Valencia (3º de abono): Oreja por coleta en la primera novillada fallera
Valencia. Feria de Fallas. 3ª de abono. 14 de marzo. Un cuarto justo de entrada. Se han lidiado seis novillos de la ganadería de Javier Molina, justos de raza y de casta. Mansos y deslucido en líneas generales también resultaron en su mayoría flojos. Destacó el lidiado en segundo lugar por bravucón y con genio. Debutó el valenciano Jesús Duque.
Thomas Duffau, saludos y oreja.
Juan del Álamo, oreja y saludos tras aviso.
Jesús Duque, palmas tras aviso y oreja tras aviso.
Valencia (Esp.).- Tres orejas en una novillada y repartidas a una por coleta debería ser motivo más que suficiente para estar contentos y satisfechos con el resultado del festejo, pero lo realmente cierto que es que no se salió del coso valenciano con esa sensación. Y todo ello por varios factores a tener muy en cuenta en esta novillada fallera: un clima gélido y a contra estilo para un festejo taurino, una pobre entrada que raspó justo el cuarto de aforo, un viento muy molesto que condicionó desde el principio la lidia y las faenas de los novilleros, un ganado manso, descastado, muy justo de raza que tuvo poco recorrido y movilidad excepto el segundo que fue bravucón y con genio, y una terna que si bien buscó el triunfo, salvo Juan del Álamo -más hecho y cuajado-, los dos espadas que completaron el cartel demostraron que aún les falta para llegar a cuajar una tarde de responsabilidad como la de hoy.
Así las cosas, en este tercer festejo de la feria fallera el que dio un paso al frente en su trayectoria profesional fue el salmantino Juan del Álamo tras verse las caras con un novillo bravucón, complicado y con genio que llegó muy espabilado a la muleta. A este lo lanceó a la verónica con mano baja, con coraje, con entrega, con emoción que hizo que arrancara una sincera ovación al respetable. Después, con la muleta, fue haciendo el novillo hasta desengañarlo, primero por el complicado pitón izquierdo para después torear con un poco más de comodidad sobre la diestra. Faena de menos a más, seguida con interés por todos los presentes pues fue de emoción al ver que en cada arrancada del novillo, todo podía ocurrir, desde el buen pase al percance. En esa tesitura logró ir cuajando un trasteo dispuesto y honesto donde se le vio mucho oficio y solvencia. Incluso pudo lucirse en redondo con una tanda por abajo y de recorrido largo que completó su responsable actuación. Oreja.
Con el quinto la historia cambió a pesar de buscar en todo momento esa puerta grande. Al manso novillo intentó cuajarle faena luchando contra su incerteza, el viento fuerte que soplaba en el tercio y los elementos. Así, tuvo Juan que vérselas con todos ellos y luchar por un trofeo que no pudo finalmente cortar. Estuvo muy valiente y honrado. Ni un pero a su actuación por esos motivos. Y terminó por dejar en el público la sensación de haber visto un novillero que esta ya casi maduro.
El francés Duffau toreó muy bien en líneas generales pero nunca terminó de conectar con el público. No sabemos si se contagió del gélido frio que hizo durante toda la tarde porque si bien es cierto que desarrolló un concepto del toreo bien entendido, pulcro y académico, todo ello estuvo falto de emoción y pellizco. Excesiva mecánica en la interpretación de los pases con el brazo demasiado rígido en ocasiones y en otras incluso demasiado despegado del cuerpo. Lo más torero fue esa faena completa por los dos pitones pero carente de calidez o emoción en el cuarto, donde cortó una oreja que premió su labor en conjunto durante toda la tarde. Con el que abrió plaza, poco pudo realizar con un novillo de corto recorrido, manso y flojo que estuvo siempre a la defensiva. Lo intentó por ambos pitones pero el lucimiento no pudo darse. Saludó al final de su actuación.
Completó el cartel Jesús Duque debutante en este coso. También él, cortó un trofeo al último de la tarde, más por la entrega, disposición y honestidad demostradas al afrontar el reto de debutar en Valencia que por el fondo de su torero interpretado esta tarde. Al que cerró plaza con el que obtuvo premio, le hizo una faena esforzada sobre ambos pitones pero de irregular calidad. Siempre con la muleta alta, echando el novillo hacia fuera y citándolo también en muchas ocasiones por fuera, le faltó acople en mucho momentos. Estas carencias -que deberá pulir poco a poco- resultaron tapadas por la entrega que puso en la búsqueda del triunfo. Sólo le bajó la mano al final del trasteo y ahí fue, donde el público se entregó con el torero sin ambages. Estocada delantera y oreja que mantiene viva su ilusión.
En el novillo del debut, el tercero, estuvo también muy decidido con ganas de agradar y convencer al público, aunque no tuvo suerte con el astado y tampoco él se decidió a hacerle el toreo según los cánones. Falta de reunión, muleta a media altura con el novillo llevado en la periferia, hizo que el trasteo finalmente no calara en el público. Mató mal y perdió toda posibilidad de triunfo.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO
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Valencia 2º de abono: Oreja para Paquirri y El Fandi
Crónicas Feria de Fallas y Temporada 2011
Domingo 13 de marzo 2011 (2ª de abono)
Valencia (2ª de fallas): Oreja para Paquirri y Fandi en el segundo festejo
Valencia. Feria de Fallas. 2º de abono. Tres cuartos de entrada. Se han lidiado cinco toros de Jandilla y uno (6º) de Vegahermosa desiguales de presentación. Encierro, en conjunto, bajo de casta, raza y con las fuerzas justas, muy deslucido. Sólo destacó el cuarto de la tarde con mejor son, nobleza y calidad. Fue un buen toro.
Paquirri, silencio y oreja.
El Fandi, silencio y oreja.
Alejandro Talavante, silencio y silencio tras dos avisos.
Valencia (Esp.).- Tarde sin historia la que se vivió en este segundo festejo de la feria fallera valenciana, a pesar de las dos orejas que cortaron Paquirri y Fandi en el cuarto y quinto toro de la tarde. Trofeos generosos, baratos, que nunca se debieron dar, atendiendo a una mínima exigencia desde el palco, máxime cuando estamos en una plaza de primera, y pesar de que con el reglamento en la mano, las dos peticiones fueran mayoritarias. Hay que ser más riguroso, por favor. Es cierto que fue la concesión del pueblo soberano, no hay discusión, pero con su decisión y comportamiento de hoy, ha hecho un flaco favor al prestigio de la plaza y a la historia de la tauromaquia en Valencia. Hacía tiempo que uno no salía tan descorazonado después de ver el esperpéntico espectáculo de premiar una faena efectista coronada con un memorable bajonazo y una faena ramplona, fácil, acelerada e irregular cuajada en la periferia, como lo fue la del quinto. Después de esto, casi no quedan fuerzas para defender una Fiesta que aun pienso que es inigualable.
El encierro de Domecq en sus dos hierros, Jandilla y Vegahermosa, resultó un muestrario desigual de presentación y muy bajos de casta y raza. Inservibles para la lidia dada la escasez de fuerzas los tres primeros del festejo. El cuarto fue el más claro de todos, con un buen comportamiento al tener más fuerzas, y ser noble, con clase y recorrido. Fue un buen toro. De igual modo que lo fue el quinto, aunque al final acabase parado. No fue, ciertamente la tarde de Domecq en Valencia que de nuevo dio al traste con un festejo que se presumía al menos festivo y amable. Así resulta muy complicado defender una fiesta que es preciso cuidar entre todos. Absolutamente entre todos. ¿Verdad Domecq?
En lo netamente artístico poca historia que contar de la terna actuante. El veterano Paquirri estuvo fiel a su concepto del toreo amable y sobre todo buscando la aprobación de la galería. Un público entregado a los encantos del matador que jalearon lo que se debía y lo que no. Con el deslucido que abrió plaza poco pudo hacer, es verdad. Faena sin emoción, muy voluntariosa que buscó agradar y no aburrir, más nada de ello se pudo conseguir. Y con el cuarto, el mejor del encierro, fue muy irregular en el planteamiento de la faena. Lo intentó por ambos pitones. Cierto. Y buscó cuajar tandas en redondo y al natural, más ninguno de los intentos fraguó en instantes llenos de arte o gusto. Nada de ello vimos a pesar de la amabilidad con la que jaleó el público la actuación de Paquirri. Gustó al público porque conectó con él, pero de toreo macizo, lleno de enjundia, gusto y señorío, nada de nada. El colofón vino además, con ese infame bajonazo. Aunque la sorpresa fue la oreja que se le concedió. Increíble pero cierto.
El otro triunfador fue el granadino Fandi ante el quinto de la tarde. Oreja como premio a un trasteo ligerito de pies, falto de colocación, cite en la periferia y conducción de la embestida por la afueras. Muy irregular en su ejecución. Aun así, miren por dónde, el público le premió con una oreja. No salimos aún, del asombro. Antes, con el segundo, lo más destacado vino con el recibo de capote, bullidor, alegre, acelerado. Actuación que siguió en la misma línea en banderillas para desembocar en una faena que nunca existió, a tenor de los desajustes entre toro y torero. Siempre por fuera, aliviando la embestida agónica del mulo de Jandilla, el diestro y la faena estuvo sin acople y sin hilván. Redondeó tamaña actuación un nuevo bajonazo en toda regla.
Y completó el cartel Alejandro Talavante que llegó con la expectación de sus actuaciones en Olivenza y la temporada americana, más nada de ello confirmó en plaza de primera. Silencio en el lote fue el resultado a una tarde en la que nunca se le vio confiado, seguro y convencido de lo que estaba intentando hacer ante la cara de estos Domecq. No convenció su paso por Valencia, quedando para otra ocasión la gran tarde que todos esperan en el coso de Monleón, similar al que cuajó hace varios años con corte de doble trofeo en fallas, antes de que reapareciese José Tomás. Una lástima. Habrá que esperar. ¡Qué tarde Dios mío!
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO
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Valencia , (1º de fallas 2011 ) Oreja al poderío de El Juli y otra a la honradez de Vicente Barrera.
Valencia (1ª de fallas): Oreja al poderío y mando de Juli y otra a la honradez de Barrera
Plaza de Toros de Valencia. Feria de Fallas. 1er festejo de abono. Lleno. Nublado con lluvia en el final del festejo. Dos toros de la ganadería de “Toros de Cortés” justos de raza, casta y fuerzas. Inservibles para la lidia. Cuatro toros de la ganadería de Victoriano del Río, también sosos, sin casta ni raza que además tuvieron poca fuerza. Y un toro regalado en séptimo lugar de la ganadería de Zalduendo, áspero y nunca claro en sus embestidas. El mejor fue el 3º de la tarde, un bravo y exigente toro entendido perfectamente por su matador. En cuanto a presentación, corrida muy desigual, algunos por debajo del trapío exigible a Valencia.
Enrique Ponce (marino y oro), saludos y silencio.
Vicente Barrera (salmón y oro), silencio, silencio y oreja.
Julián López “El Juli” (verde hoja y oro), oreja y silencio.
Valencia (Esp.).- Ambiente de lujo en el remozado coso valenciano para presenciar la corrida con la que se inauguró este cómodo y bonito coso, con más de ciento cincuenta años de vida. Gente guapa en el tendido, políticos en los primeros puestos de las barreras y sobre todo, los aficionados con muchas ganas de ver iniciada la temporada española y también recuperar el pulso de la Fiesta en Valencia tras soportar estoicamente ocho meses de cierre del coso.
Pero llegó la ley del toro y los de Victoriano del Río en sus dos hierros, dieron al traste con la posibilidad de cualquier triunfo rotundo o espectacular. Toros desiguales de presentación, justos de raza y de casta a la vez que sin fuerzas de los que solo se salvó, el buen tercero que tuvo la suerte de ir a parar al torero que más en forma está en el toreo, Julián López “El Juli”.
El diestro madrileño salió de nuevo a defender su supremacía en el toreo y sin bajar el diapasón de la temporada 2010 cuajó una gran faena al toro bravo del encierro, el tercero. El inicio a la verónica con temple, meciendo la tela y cimbreando la cintura ya fue toda una declaración de intenciones del joven diestro que fue creciendo en intensidad artística conforme transcurría el tiempo de la lidia. Verónicas de bella factura ganando terreno al toro, abrochada con una media de lujo. Ahí quedó eso. Y a partir de este instante fue la tarde del madrileño en un festejo donde la valencianía en el cartel brotaba por los cuatro costados. Volvió a cuajar un bello pasaje con el capote, con chicuelinas ajustadas, llenas de gusto, temple y ligazón que presididas por el suave juego de las muñecas dejó de nuevo la impronta de un matador de toros en sazón. Después, con la muleta cuajó el toro por ambos pitones en un trasteo de intensidad, entrega y poder. Mucho poder. Fue una nueva lección de tauromaquia que dejó a Valencia entregada a su maestría. El toro no lo puso fácil. Exigente en la embestida, bravo, poderoso él también, tuvo que doblegarse a la muleta de Don Julián. Al final, dictó una nueva lección y sobre todo, dejó claro a los incrédulos o poco partidarios, que este año, Juli sigue estando igual o mejor que la temporada 2010. Oreja de ley que no fue más por el sorprendente fallo con la tizona. Aunque a esas altura, el golpe de timón en el primer festejo de la temporada, ya estaba dado.
Con el que cerró plaza peleó hasta lo indecible buscando la puerta grande de Valencia. Pero el de Victoriano del Río fue áspero en muchas ocasiones, en otras fue noble y en las más, fue soso y sobre todo incierto. No se aburrió Juli con comportamiento tan desconcertante, y con pausa, tranquilidad mucha paciencia y maestría fue haciendo la embestida del toro hasta robarle varias tandas vibrantes y lucidas. Siempre buscó la interpretación del toreo puro, de frente, de mano baja, riñones metidos y poderío y a fe que lo consiguió a ratos. De nuevo, lección a los más jóvenes toreros de cómo debe estar una figura del toreo en tarde de máxima expectación y sobre todo, responsabilidad. No fue faena de filigrana y arte delicado, es cierto, pero fue más de aguerrido maestro en busca de un triunfo costase lo que costase. El fallo con el descabello le privó de un posible triunfo aunque la estocada trasera a un toro que siempre estuvo encampanado es de mérito y a tener en cuenta. Ahí quedó su actuación para la historia de la plaza.
El otro triunfador del festejo al cortar un trofeo que premió su honradez, entrega y pundonor fue para Vicente Barrera en la tarde de su despedida como torero en las fallas de Valencia. No le habían ido bien las cosas en su lote oficial sorteado y, decidió contra pronóstico y reglamento regalar un sobrero lidiado en séptimo lugar. Con este Zalduendo cortó una oreja después de lidiarlo bajo la lluvia con estilo fiel a su concepto del toreo. Aquí sí que vimos a retazos al torero que fue importante en su irrupción en el mundo del toro. Comienzo de faena con estatuarios ganando terreno, parsimoniosos y de regusto. Después, aun sin confiarse demasiado ante el incierto toro de Zalduendo, fue hilvanando un trasteo en el que predominó la entrega, valentía, y las ganas por no irse de vacío. Vimos la versión del Vicente Barrera de antaño que encandiló al mundo del toro, aunque con la tarde vencida nunca terminó de romper y alzar vuelo el trasteo en el semivacío tendido valenciano. Se le concedió una oreja por su generosidad con la afición y sobre todo, pensamos que por su honradez y vergüenza torera. ¿El regalo del sobrero? Discutible. No debió ser porque no había lugar y puede sentar precedente, pero lo hecho, hecho está.
Antes, con los dos toros que le cupieron en suerte nunca pudo lucirse con la rotundidad que suponemos él habría querido. Trasteos de voluntad, y querer y en ocasiones, no poder o verlo claro. De todo hubo.
El más veterano de la terna, Enrique Ponce tampoco tuvo suerte con el lote sorteado. Se fue de vacío y eso que el público estaba predispuesto a verlo salir a hombros, pero cuando el toro es el que es y el que vimos, complicado resulta cuajar faenas de altura y sobre todo, importancia. Saludos en el que abrió plaza tras un faena de detalles, media altura, llevarlo sin molestar y siempre cuidándolo. Muy correcto, claro que sí, pero carente de emoción. Baja intensidad en la obra e indefinición en los tendidos que no terminaron de decidirse a la hora de pedir unánimemente el trofeo. Y con el cuarto, un nuevo trasteo del mismo estilo y traza. Voluntad, paciencia, tempo en el manejo de las telas pero poco contenido en la obra dada la falta de emoción del toro y su identidad. El de Victoriano del Río, poco colaborador, y el de Chiva buscando un triunfo imposible que al final no llegó.
Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Rafael MATEO
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